Capítulo 4: CHRISTIAN LA SOMBRA MISTERIOSA

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—No me lo puedo creer —pensé en mi mente viendo lo guapo que era este chico.

Tenía un pelo de color castaño y sus ojos eran de color avellana. Su cara era perfecta, tenía una nariz perfecta, unos labios carnosos y preciosos y sus ojos, ya lo he dicho pero eran hipnotizantes. Estaba bien de músculos y era muy sexi y eso que solo llevaba una camiseta blanca sencilla con unos pantalones vaqueros negros.

Me quedé embobada mirándole y él tampoco apartaba la mirada.

¿Acaso no será esta la sombra que vi antes observando?

Uff qué susto, sabía que lo que dijo ayer Becket no podía ser para nada real.

No sé lo que intentaba este bello y hermoso chico mirándome pero si es ponerme incómoda lo estaba consiguiendo.

—¿Por qué es tan guapo? —pensé con ganas de lanzarme y comerme esos labios.

Y eso que aún no lo conocía.

—Hola —saludé para romper el momento tan intenso que me estaba agobiando y todo.

—Oh, hola —me saludó él con las mejillas sonrojadas.

—¡Ay, qué mono! —pensé al ver que se ponía nervioso y todo.

Qué mala suerte cómo no, mi amiga tenía que salir ya del baño y llamarme.

—¡Kathy! —me gritó ella ya que estaba un poco más lejos.

—Así que, Kathy —me dijo el chico bombón misterioso.

—Sí —respondí. Ahora era yo la que me sonrojaba.

—¿Y tú? —le pregunté con curiosidad.

—Christian, me llamo Christian —me contestó y me pareció muy tierno.

—Pues… adiós Christian, me están esperando —le expliqué conscientemente de que mi amiga me seguía llamando desde lejos.

—Sí, ya veo. Adiós —se despidió de mí sin saber qué más decir y luego cuando observé en dirección a mi amiga, me dedicó una sonrisa.

Vale, creo que me acababa de enamorar.

Cuando llegué junto a mi amiga, ella me miró extrañada.

—¿Por qué has tardado tanto? ¿Con quién hablabas amiga? —me interrogó curiosa.

—Acabo de conocer a mi chico ideal —le expliqué recordando como el viernes estuvimos hablando de cómo sería nuestro chico ideal.

—¿No? ¿En serio? —me preguntó mi amiga sin creerlo.

—Sí, amiga, sí —le respondí muy emocionada y muy confundida a la vez por lo que me acababa de pasar.

—¡Aaaaaaaah! —gritó mi amiga muy contenta por mí.

—¡Aaaaaaaah! —grité yo también sin poder creérmelo todavía.

—¿Y cómo es? Amiga, cuenta, cuenta, cuenta —repitió varias veces con intriga.

Le describí cómo era y mi amiga se quedó flipando.

—Amiga —me miró con un brillo de emoción en los ojos.

—¿Qué? —le cuestioné sin tener ni idea de lo que me iba a decir.

—Amiga —me repitió otra vez con ese brillo de emoción en los ojos.

¿Qué coño le pasaba?

—¿Qué? —le dije más fuerte para que contestara de una vez.

—Te me haces mayor —me contestó ilusionada.

Deja que cuide de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora