Cada minuto que pasaba me resultaba más complicado. No poder ver a tu novio por protegerlo de alguien que ni siquiera conocía me estaba matando por dentro. Becket estaba preocupada por mí, podía notarlo nada más con mirarla y eso me hacía sentir muy mal. Era agobiante tener que notar una sensación extraña por dentro cada vez que pensaba en Christian y lo peor es que no paraba de pensar en él.—Amiga, no puedes seguir así de triste —me dice Becket sin querer verme así.
—Sí que puedo —le contesté queriendo ver a Christian.
—Cuando acabe todo esto volverás con él, pero tampoco se va a acabar el mundo, tu vida sigue… —me empezó a decir pero yo acabé por dejar de escucharla.
Necesitaba por lo menos hablar con él por mensaje. Y así fue, a los cinco minutos sentí una vibración en mi pierna, ya que mi móvil estaba apoyada en ella y lo encendí con esperanza de que fuera Christian.
Al leer el mensaje me desilusioné un poco cuando ví que era Christian pero solo me había puesto un hola a secas. Así que cogí y le puse lo mismo.
Mi amiga apartó su mirada de su teléfono y la posó en mí con curiosidad.
Después de unos segundos me llegó otro mensaje.
—¿Estás ocupada? —leí en mi mente pensando en que responder y no me resultó difícil ya que deseaba hablar con él.
—No —le respondí queriendo escuchar su voz y sin querer que supiese que estaba mal por él y que le echaba de menos.
—¿Te puedo llamar? —leí el siguiente mensaje sin saber qué contestar.
—Mierda —pensé en mi mente algo alterada.
Mi cerebro me decía que no pero mi corazón me decía que sí y cómo no, hice caso a mi corazón.
—Sí —le contesté sintiéndome muy nerviosa en realidad.
—¿Qué te ocurre? —me preguntó mi amiga cuando vió mi cara de preocupación.
—Christian me va a llamar —le respondí alterada y nerviosa a la vez.
—No te pongas nerviosa y no te preocupes tanto —me advirtió mi amiga recordando nuestra conversación de hace unos minutos.
—Lo intentaré —le dije intentando calmarme y preparar mi voz para que se me escuchara normal y no preocupada.
Empecé a escuchar mi tono de llamada unos minutos después y leí el nombre de Christian en la pantalla.
Tardé unos segundos en reaccionar hasta poder descolgar la llamada con las manos temblando.
Me puse el móvil en la oreja y respire hondo para no ponerme nerviosa.
—Hola —escuché la voz de Christian y fue como un canto para mis oídos y un alivio al saber que estaba bien.
—Hola —le saludé más calmada y entusiasmada.
—¿Cómo estás? —me preguntó más alegre al escuchar mi voz.
—Bien y ¿tú? —le respondí intentando que pareciera mi voz normal y no notara que en verdad le echo mucho de menos y que necesitaba verle.
—Fatal, te extraño hermosa —me contestó y fue en ese instante cuando noté que mi corazón daba un vuelco y que latía a mil por hora.
Me salió una gran sonrisa en la cara a la vez que me ruborizaba por sus dulces palabras.
Yo también te extraño, quise decirle, pero eso haría que se complicaran más las cosas.
—Tenemos que hablar —me dijo y noté su tono de voz entre enfadado y preocupado por mí y por lo que nos estaba pasando.
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Deja que cuide de ti
Teen Fiction¿Qué es lo que harías si alguien totalmente desconocido cogiera las riendas de tu vida? ¿O si alguien anónimo empezara a mandarte mensajes y cartas en plan psicópata? Yo, Katherine Johnson, aún no tengo ni idea de qué hacer. Y mi mejor amiga, Becke...