Capítulo 25: SÉ QUIÉN ERES, TONTO

44 6 125
                                    


Una hora después, teníamos ya todas las fotos que necesitábamos. Estaba muy nerviosa. Ya solo nos faltaba salir de aquí.

—¿Tienes todas las fotos? —le pregunto a Charlotte queriendo salir ya de aquí.

—Sí —me contestó Charlotte orgullosa.

—Me las pasas por mensaje cuando salgamos de aquí —le dije para que yo las pudiera tener todas y sea más fácil a la hora de buscar a aquellas personas.

—Okay —me respondió encantada.

—Chicas —nos llamó Becket desde la puerta—. Escucho pasos hacia aquí— nos advirtió para que saliéramos cuanto antes.

—Vámonos —dije cogiendo el papel de nombres asustada de que casi nos lo olvidásemos allí.

Salimos rápidamente del despacho de la directora pensando que el conserje podría estar yendo hacia allí.

Nos dirigimos hacia la salida orgullosas de que el plan había salido con éxito. No pensé que fuera a resultar tan sencillo. Las tres estábamos bastante emocionadas.

Cuando llegamos a la puerta de salida del Instituto fui yo la primera en salir. Sentí como el aire fresco de la noche me hacía temblar las piernas de frío. Pero a la vez no me importaba, habíamos logrado hacer el plan a la perfección y no nos habían pillado. Estaba muy feliz.

Mis amigas salieron detrás de mí muy felices también. Lo habíamos conseguido. Había sido más fácil que robarle un caramelo a un niño.

Nos apartamos de la puerta para que nadie nos viera y salimos a la calle en medio de la oscuridad.

Las tres nos despedimos para coger una dirección distinta e ir a sus respectivas casas. Nos abrazamos antes de que cada una cogiera una dirección mientras nos reíamos de lo que acababamos de hacer.

—Os quiero mucho, chicas —soltó Becket muy contenta.

—Yo también —le respondimos Charlotte y yo a la vez.

—Adiós —saludo Charlotte lista para irse.

—¡Adiós! —le devolvimos el saludo muy contentas.

—Kathy, ¿qué acabamos de hacer? —me preguntó Becket divertida.

—No lo sé, pero lo hemos conseguido —le respondí muy orgullosa.

—Gracias amiga por dejarme hacer estas locuras —me dijo muy agradecida y con una sonrisa.

—Gracias a ti por acompañarme en todas mis locuras —le devolví el agradecimiento sintiéndome muy afortunada de tener una amiga así.

—Te quiero, Kathy, pero me tengo que ir —me dice despidiéndose de mí.

—Yo también te quiero, ten cuidado —le advertí porque ya era de noche.

—Adiós, Kathy —se despidió yéndose.

—Adiós, Becket —me despedí lista para irme también.

Me fui rápido para mi casa sabiendo que lo que tenía podía ser peligroso y que el de los mensajes podría estar espiando.

Sentí unos pasos detrás de mí y me asusté.

—No puede ser verdad —pensé en mi interior muy asustada.

Corrí lo más rápido posible temiendo por mi vida y me asusté aún más cuando sentí los pasos cada vez más cerca.

Por dios, en serio iba a morir así. Recorrí todo lo que pude y me metí por distintas calles hasta que no pude más y me tuve que parar.

Me giré asustada al ver quién era el que me acosaba y me sorprendí al ver esos ojos que ya conocía tan bien.

Deja que cuide de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora