64. Despierta

946 88 19
                                    

Pov Boggi

Lloré hasta que me quedé dormido. Lloré hasta que sentí que ya no podía soltar mas lágrimas.

Ya está. La iba a perder. Emilio quería quedarse conmigo, pero le dije que mejor se regresara a la casa, que necesitaba tiempo a solas para despedirme bien de María.

Pensaba en todo lo que iba a perder en la mañana. La iban a desconectar, se iba a ir para siempre. ¿Cómo se supone que supere esto?

Estuve toda la noche despierto, incapaz de pegar ojo, conforme avanzaba la noche mis párpados empezaban a ponerse más pesados, no quería dormirme pero al final fue inevitable.

Estaba dormido cuando un pequeño ruido me despertó. Abrí los ojos lentamente, sin darle importancia.

Cuando el sonido se hizo más fuerte, abrí los ojos de golpe. Maria. Era Maria.

Parecía que quería moverse. Muchas máquinas empezaron a hacer ruido. Me levante corriendo y vi como tenía los ojos abiertos. Estaba llorando.

Parecía que quería agarrar aire. Busque su mano desesperado, y cuando sentí su piel sobre la mía di un grito ahogado.

Apretó mi mano.

Maria apretó mi mano.

Empecé a llorar. —¡Maria! ¡Maria! ¡Oh por dios! ¡Maria que-! ¡Enfermera! ¡Alguien!

Mis ojos se conectaron con los suyos y sentí que no había nadie mas. Podía escuchar mi corazón latiendo en mis oídos. Pude ver que estaba asustada.

Tenía un tubo en su boca que respiraba por ella. Seguro le faltaba aire. Sus ojos me pedían ayuda a gritos.

—¡Maria! !Dios mío! Tranquila, tranquila preciosa, estás bien. Estoy aquí contigo.— le dije llorando. No podía parar de llorar.

Justo cuando iba a acariciarle su cara, miles de doctores y enfermeros entraron a la habitación y me hicieron a un lado.

—¡Esperen! ¡Esperen! ¡Maria! No, no, déjenme ir con ella, está asustada, no los conoce.— dije llorando desesperado, opuse resistencia pero fue en vano.

Me sacaron a rastas de la habitación y no me dejaron entrar durante unos minutos. Empecé a caminar de un lado a otro, todavía procesando lo que acababa de suceder.

Despertó. Despertó. Empecé a llorar con más fuerza. Carolina salió de la habitación, como un niño pequeño corrí a abrazarla.

Carolina se reía. —Boggi que...— me correspondió el abrazo. —Gracias, dios mío, gracias.— le dije todavía llorando un poco.

Me separé del abrazo y me limpié las lágrimas. Trate de rodearla para entrar en la habitación, pero me impidió el paso. La volteé a ver confundido.

—Necesito verla. Con permiso.— le dije ya algo frustrado. Carolina me puso una mano en mi hombro para que no me adelantara.

—Boggi tranquilo...los doctores están ayudándola, tranquilo, ahorita vas a entrar.— me quedé quieto, sin saber como reaccionar.

—¿Está bien?— le dije con mis ojos húmedos.

—Parece que si, está bien.— nunca unas palabras me habían causado semejante felicidad. Por primera vez en días, sentía que la vida tenía sentido otra vez. Seguí llorando, pero eran lágrimas de felicidad.

—Dios mío...— me faltaban las palabras. Las emociones me abrumaban, quería llorar, quería reír, quería gritar, quería verla, necesitaba verla.

Amor desde España | JustboggiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora