10. Netflix

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Me levante temprano, dispuesta a tener un buen día. Prepare el desayuno, algo súper simple, un cereal y un jugo de manzana que había comprado el primer día que llegue y pise un oxxo.

Me senté en la pequeña mesa de la diminuta cocina y me terminé mi desayuno al cabo de minutos. Me puse a ver las noticias en mi celular, esperando leer algo interesante que matara mi aburrimiento.

Después de un tiempo, me aburrí del celular, vi algunas cosas en Instagram pero nada me mantuvo lo suficiente entretenida, lave lo que había usado para el desayuno y me dirigí a mi cuarto.

Me tumbé en la cama, esta vida me va a matar de aburrimiento. En momentos así la idea de trabajar me parecía demasiado atractiva.

Voltee a ver mi closet, ayer en la tarde lo había arreglado así que ya no podía hacer eso hoy, mi vista cayo en el pequeño sofá que se encontraba en la esquina de la habitación.

Sonreí al ver la ropa que Boggi me había prestado el día anterior. Me puse a pensar, es decir, me se el camino a su casa. Podría ir a verlos, era raro pero ya los extrañaba.

Además, tenía que devolverle su ropa ¿No? No quería que pensara que me robaba su ropa. Si, iría a verlos, para devolver su ropa. Claro.

Me metí a bañar, me cambie y me arreglé. Iba casual, unos jeans rotos y un top blanco, con unos tenis que combinaban con mi top.

Tome mi celular solo por mera costumbre, y salí de mi apartamento. Camine a la plaza que solo estaba a 5 minutos y de ahí pedí un Uber.

Le di la dirección. Cuando llegué a la casa de los gemelos, me alegré de ver que estaban sus carros ahí. Estaban en casa.

Estaba nerviosa. No sabía cómo se tomarían el que yo llegara sola, sin haberles avisado nada. Estuve a punto de irme pero algo hizo que me quedara.

Toque el timbre y espere a que alguien me abriera. Sonreí cuando me topé con unos hermosos ojos verdes enfrente mío.

—¿Maria..? Hola, no te esperaba aquí.— Boggi sonreía nervioso mientras se arreglaba el cabello todavía despeinado. Me reí ante la escena, seguro se acaba de levantar, se le veía algo adormilado.

—Hola Boggi, ¿Es un mal momento?— con mis manos le tendí la ropa que me había prestado.

—Para ti, nunca. Pasa pasa.— Se hizo a un lado, y me sonrió, aceptando la ropa que le traía.

—¿Bog quien...? !Enana!— Iván salió de la cocina y me dio un abrazo. —Se te extrañaba.

Se me escapó una risa. —¿Qué hacen?— Quería preguntar dónde estaba Emilio, pero no quería que sonara raro así que me contuve.

—Yo tengo que salir... a hacer unas cosas.— Iván sonreía nervioso, seguro iba a ver a la chica de la que me había hablado.

—Yo me quedaré aquí todo el día, ¿Quieres que hagamos algo?— Lo pensé un rato, si me gustaría pasar el día con Boggi.

—Me encantaría pasar el día contigo.— Le sonreí y Boggi se sonrojó.

—¿Netflix?

—Netflix.

Acompañe a Boggi a su cuarto, mientras Iván salía de la casa. Emilio seguía sin aparecerse. No quería pensar en el. Quería concentrarme en Boggi.

Me recosté en su cama y el se recostó a lado mío. Ni tan lejos ni tan cerca. Encendimos la tele y después de discutir un poco sobre cual queríamos ver nos pusimos a ver una película de comedia.

También noté como conforme avanzaba la película, Boggi y yo parecíamos estar cada vez más cerca. Volvía a sentir este cosquilleo en mi cuerpo, tenía mi mano tendida a lado de mi cuerpo y Boggi en un momento dado, acercó su mano a la mía.

Si movía mi mano tan solo unos centímetros mi dedo meñique estaría tocando su piel. Me ruborice recordando como se sentía tener nuestras manos entrelazadas, y como la tonta que soy, termine quitando mi mano.

Estuvimos riendo y platicando tan bien que la película se me pasó rapidísimo. Estábamos viendo los créditos, cuando noté que Boggi no paraba de mirarme.

—¿Pasa algo?— Lo voltee a ver enarcando la ceja. No me quitaba la vista de encima y lo único que estaba consiguiendo era que mi corazón empezara a latir más rápido.

Boggi se acercó un poquito. Solo un poco, y me miro. No dijo nada. Me perdí en sus ojos. Podría verlos todo el día.

Sin darme cuenta, en un abrir y cerrar de ojos estábamos a centímetros de distancia. Muy lentamente puso su mano sobre mi brazo, acariciando mi piel con sus dedos, subió su mano por mi brazo hasta llegar a mi cuello y con toda la delicadeza del mundo, con su mano en mi cuello me guió hacia el.

Nuestros labios se juntaron, era un beso suave, lindo. Iba subiendo de intensidad poco a poco. No quería parar nunca. Se sentía increíble.

Sus manos acariciando levemente mi cuello, me estaban volviendo loca. Puse mis mano en su cuello acercándolo a mi, era un beso precioso. Nos separamos por la falta de aire al cabo de unos segundos.

—Boggi eso fue...— cerré mis ojos, recuperando el aliento, aún con nuestras frentes chocando.

—...increíble.— Boggi no alejaba su mirada de mi. Me miraba de una manera preciosa. Me hacía sentir especial. No me molestaría que me viera así todos los días.

Nos reímos nerviosos, ambos estábamos sonrojados y algo agitados.

Boggi me acomodó un mechón de pelo detrás de mi oreja, mientras acariciaba mi mejilla y me sonreía.

Le di un suave beso en sus labios antes de recargarme en su hombro y esconder mi cabeza en su cuello. Me dio un beso en mi cabeza, mientras pasaba su hombro alrededor mío.

Y así estuvimos un buen rato, viendo más películas, de repente lo volteaba a ver y nos dábamos uno que otro beso. No se en que momento paso esto, ni yo misma lo entiendo. Pero no me quejo.

En una de esas, al cabo de un tiempo, entró Emilio a la habitación.

—Bog la comida...Oh chicos hola, Maria no...sabia que estabas aquí.— Le sonreí y Emilio me devolvió la sonrisa. En eso se dio cuenta de la posición en la que estábamos Boggi y yo.

Dejo de sonreír, miraba como Boggi me tenía abrazada con su brazo alrededor de mis hombros y como yo estaba recargada en su pecho. A los ojos de cualquier otra persona, podría parecer que ya éramos pareja.

Dios mío. ¿Éramos pareja? Sentí un nudo en mi garganta y la necesidad de preguntárselo.

—Emilio, ¿Querías algo?— dijo Boggi. No lo dijo en mal plan, de hecho estaba distraído mirando la pantalla sin decidir qué película veríamos después.

—Ah si, que la comida ya está lista. Te pondré un plato Maria.— Emilio me sonrió débilmente para después dirigir su mirada al suelo, suspiro y salió de la habitación. Estaba dolido.

—Bueno mexicana. Vamos abajo. ¿Te parece?

—Sisi vamos.— Me paré de la cama y me dirigí a la puerta pero justo antes de llegar Boggi me agarro de la cintura y me dio la vuelta. Pegándome hacia el.

Puso su mano en mi mentón y me subió la mirada para que lo estuviera viendo. Me sonrió de la manera más tierna y me beso, un beso corto pero suave.

Me separé de él con una sonrisa en mis labios.

—Vamos.— Le tendí mi mano, y el encantado entrelazo sus dedos con los míos.

Bajamos al comedor donde todo estaba ya listo. Tenía mucha hambre.

Íbamos bajando las escaleras agarrados de la mano, Emilio dio un respingo al vernos y apartó la mirada. Iván alzó una ceja mientras se reía.

—¡Vaya vaya! ¿Ya tengo cuñada?— Iván sonreía contento. Esperando una respuesta.

Boggi y yo nos volteamos a ver. Apretó levemente mi mano acariciandola con su pulgar. Sus ojos me preguntaban algo esperando respuesta.

Sonreí y asentí levemente mientras lo miraba a los ojos.

Amor desde España | JustboggiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora