16. Sueño

1.6K 113 8
                                    

—Yo...yo vivía en México con mi mamá y mi padre. Tenía una hermana pequeña. —Mis ojos empezaban a cristalizarse. No quería llorar. Ya había llorado mucho.

—Mi padre tuvo un "accidente". Mi hermanita iba con el. Ella...ella no sobrevivió.— sin que pudiera evitarlo, lentas lágrimas empezaron a caer por mis mejilla.

Recordar a Vicky, mi hermana pequeña, me dolía demasiado, incluso aunque me había forzado a mi misma a superarlo. Cuando me acordaba de ella siempre terminaba hecha un desastre.

Boggi me abrazó. —Lo siento mucho.

Respire hondo tratando de calmarme. Uno, dos, tres veces. Algo que hacía para evitar que me diera un ataque de pánico. No quería seguir hablado de esto, no quería que Boggi sintiera lástima por mi.

Suspiré, ahora venía la parte intensa de la historia.

—Mi mamá nos dejó solos. No toleraba ver a mi papá todos los días supongo. Mi papá no soporto perderlas a las dos y empezó a tomar.

Boggi escuchaba con atención. Mi tristeza se empezó a convertir lentamente en rabia, en odio. Estaba enojada con el, le odiaba por todo lo que me había hecho.

—Me tuve que aprender a cuidar sola. Mi padre no me ayudaba en nada. No podía dejarlo, quien sabe que haría si nos perdía a todas.— Suspiré mientras negaba mi cabeza, a veces me lo sigo preguntando. No lo dejé, ¿por qué no lo dejé? No lo entendía.

—Estuve dos años viviendo en esa casa con un monstruo. Hace poco empezó a...— Dude. No sabía cómo se lo iba a tomar Boggi.

—Empezó a tocarme.— cerré mis ojos con fuerza, tratando de alejar la sensación que empezaba a sentir en mi cuerpo al recordar las veces que el idiota me ponía la mano encima.

Boggi hizo una mueca. Vi como su mandíbula se tensó.— Yo no le decía nada, por miedo supongo. Hasta que hace poco tuvimos una pelea, se lo heche en cara y me pegó.

Boggi me miraba con enojo y con tristeza. Tenía preocupación en sus ojos, justo lo que quería que evitara estaba pasando.

—Siguió pasando varias veces, hasta que un día me golpeó tan fuerte que me dejó inconsciente en el suelo.— Boggi abrió la boca como para decir algo. Al final no dijo nada.

—Ni siquiera se molestó en ver si estaba bien. Me desperté en la sala. El estaba en su cuarto ebrio, golpeando y tirando cosas por todas partes.— Fruncí el ceño al recordar la escena.

—Salí de ahí, tome mis cosas y tome el primer vuelo que vi.— Respiré. Ya. Lo había dicho todo, no quería entrar en detalles. Supongo que se sentía bien, el hablarlo con alguien. De alguna manera sentía un peso menos encima.

—Maria yo...lo siento mucho.— Sonreí levemente mientras negaba con mi cabeza. Había aprendido a ser fuerte, era la única opción que me había quedado, de no serlo, tal vez ya no estaría aquí hace mucho tiempo.

No íbamos a hablar de ese tema, si pudiera no se lo diría nunca.

—No pasa nada.— me dije encogiéndome de hombros. Boggi negó con su cabeza. Me tomo las manos, y me miró a los ojos.

—Maria te prometo, que mientras esté a tu lado nada malo te va a pasar. ¿Está bien? Me alegra que estes bien y que no haya pasado a mayores. Tranquila, no estás sola. Me tienes a mi.

Agarró mi cara con ambas mano y se acercó un poquito. —Te quiero.

Mis ojos se pusieron llorosos. No entiendo. ¿Qué hice para merecerlo?

Me acerqué un poquito. —Te quiero.

Boggi sonrió y me dio un dulce beso. Lo abrace y me acoste en la cama con el, dándole la espalda. Boggi se acercó y me abrazó desde atrás, juntando mi espalda a su pecho.

Estaba cansada, hablar de este tema me bajaba los ánimos. Eso y agrega que ya era de madrugada, mis ojos me pesaban, sin embargo, lágrimas no dejaban de salir de ellos.

—Muchas gracias. Por todo.— trate de decir de forma que Boggi no notara que estaba llorando. Estaba recargada en el, sentir el calor que su cuerpo me transmitía, la seguridad de estar en sus brazos me tranquilizó lo suficiente.

—Descansa hermosa.— Me acariciaba mi pelo con su mano. Sin darme cuenta, poco tiempo después, me quedé profundamente dormida.

~~~~~~~~

—Buenos días guapa.— Sentí cómo alguien me besaba. Sonreí aún con los ojos cerrados debido a la intensa luz de la mañana.

—Buenos días Bo— Abrí mis ojos, cuando mis ojos lograron enfocar a la persona que tenía enfrente se agrandaron.

—¿Emilio!?— Me separé de él y me senté en la otra punta de la cama. Emilio no traía playera y me miraba sonriente.

—Emilio, ¿Qué- qué haces aquí?— Emilio se acercó a mi. —¿Dónde está Boggi?— La única reacción que logré sacar de su parte fue que puso un dedo sobre mis labios.

—Shh, no queremos que el se entere.— Emilio sonreía travieso. Me hizo una seña con su cabeza. Boggi estaba en el baño.

—E-Emilio...¿Qué haces?— Emilio me jalo hacia el y me empezó a besar. No quería besarlo, sabía que estaba mal, pero algo me impulsaba a hacerlo, simplemente no podía parar.

Emilio me recostó en la cama y se puso encima mío. No paraba de besarme. Empecé a jadear y a respirar entrecortado.

—E-Emilio no- no pode— Me calló con un beso. —Vamos Maria sabes que quieres.— Cerré mis ojos con fuerza al sentir como su boca volvía a fusionarse con la mía.

Empezó a bajar sus besos hacia mi cuello dejando pequeñas marcas y chupetones. Me mordió levemente mi oreja causándome escalofríos, era demasiado.

Era demasiado y mi mente no escuchó como se abría una puerta. Estaba tan agitada que no me di cuenta de la persona que acaba de salir del baño, y nos miraba.

—¿Ma-María?— Abrí mis ojos de golpe al sentir su voz chocar con mis oídos.

Boggi nos miraba destrozado, abrí mi boca, incapaz de decir algo. Solo quería que me tragara la tierra y que me llevaran muy muy lejos de aquí.

—¿Maria?— Tenía un nudo en la garganta. No lograba formar palabras.

—¡Maria!— Abrí los ojos.

—Hasta que despiertas hermosa.— Tarde un poco en acostumbrarme a la luz, mi garganta estaba seca, estaba mareada y confundida.

Enfrente mío estaba un Boggi sonriente. Me dio un pequeño beso en los labios.

—¿Estabas soñando algo?— Lo miré. Estaba en shock. Tarde un poco en contestar, tratando de recomponer mi compostura.

Se había sentido tan real.

—¿Eh? Nono, solo estaba muy cansada. Ni siquiera soñé nada.— Mentí. Por supuesto que mentí.

—Bueno pues tuve que despertarte lo siento. Vamos a desayunar, bueno a casi comer la verdad. Son las 12.— me dijo dejando escapar una leve risa.

Le sonreí. —Te espero abajo guapa.— Boggi salió de la habitación dejándome sola.

Me levante todavía pensando en lo que acababa de pasar. Fui al baño y me miré al espejo. Por instinto me mire el cuello. No había marcas, no había chupetones.

No había nada. No había pasado nada.

Amor desde España | JustboggiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora