78. Viaje

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Pov Boggi

Ya llegó el día, y hay que decir, que parece que estoy más nervioso yo que mi novia. Maria sonreía mientras metía algunas cosas en una pequeña maleta y se le veía muy emocionada.

A mi mamá le hacía mucha ilusión que nos quedáramos el fin de semana con ellos en Alicante y a pesar de que yo no quería abrumar a Mar con toda la situación, me dijo que no le parecía una mala idea.

Así que hoy nos levantamos un poco más temprano, para desayunar y hacer las maletas antes de irnos a la estación de tren.

—¿Ya estás lista?— le pregunté mientras tomaba mi maleta, Mar termino de cerrar la suya y asintió. —Listo. Ahora deja me encargo de esto.— dijo riéndose y apuntándose a su cuello.

Me reí por lo bajo y tome las dos maletas, salí de la habitación y me encamine a la entrada de la casa. Al llegar deje las dos maletas ahí y me encontré con los gemelos en la cocina.

—Tío, ¿cómo lo lleva?— me preguntó Emilio mientras me servía el desayuno. Iván estaba desayunando a lado mío, sonreí satisfecho.

—Está emocionada. No se le ve nerviosa, eso o es muy buena disimulando.— digo antes de llevarme una cucharada de cereal a la boca.

Iván río. —Eso no es lo que me dijo anoche.— lo volteé a ver, la repentina amistad entre estos dos todavía me causaba mucha risa. De un día para otro, ya eran los mejores amigos. ¿Un poco irónico no?

—¿Está nerviosa?— pregunté tratando de sacarle información. Iván se encogió de hombros. —Solo quiere que tu familia la acepte, no quiere caerles mal.

Asentí entendiendo, no creo que ese sea un problema. Emilio pensaba lo mismo que yo. —Maya es un amor, y Andrew también, no debería preocuparse.— dijo el gemelo mayor.

—Que Dios los escuché.— dijo mi chica entrando a la conversación. La volteé a ver y una sonrisa se formó de manera instantánea en mi rostro.

Se había puesto unos vaqueros algo sueltos, con una blusa blanca manga larga con botones, las mangas arremangadas de forma que no se veía demasiado formal y una pequeña bolsa de mano.

No se puso tanto maquillaje y esa es de las cosas que más me gustan de ella. Simplemente es ella al natural, y se ve preciosa.

Una pequeña joya que brillaba colgaba de su cuello. Sonreí. Era el collar que le había regalado por su cumpleaños.

—Díganme que voy bien.— nos dijo alzando los brazos y dando una vuelta. Iván silbó y Emilio le echó porras, yo me reí y asentí.

—¡Divina! ¡Diosa! Anda ve, ¡conquístalos!— decía Iván riendo. Maria también rió, acostumbrada a las bromas del gemelo.

—Vas perfecta.— le dije. Maria suspiró y se sentó en la mesa, para desayunar junto con nosotros.

—Genial, ya quiero conocerlos.— dijo con una sonrisa, llevándose el cereal a la boca.

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Los gemelos nos trajeron a la estación de trenes y se despidieron de nosotros. —¡Que les vaya bien!— me dijo Emilio dándome una palmada en la espalda.

—No hagan cochinadas.— dijo Iván guiñándonos un ojo. Maria se sonrojó y le dio un pequeño golpe en el hombro, todos nos reímos y les dijimos adiós con la mano.

Maria buscó mi mano y me la apretó un poco. —Venga, vamos a hacer esto.— me jalo y buscamos una banca donde sentarnos en lo que esperábamos a que nos llamaran para subirnos al tren.

Amor desde España | JustboggiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora