Amor desde España | Justboggi

37. De regreso

—Mateo no quiero ir.— Agarre mi maleta y me di la vuelta en dirección a la salida del aeropuerto.

Me detuvo antes de que pudiera alejarme demasiado. —Ari ya estamos aquí.

—¿Seguro que no te puedes venir conmigo?— Lo miraba nerviosa. Ya casi iba a salir mi vuelo a España.

—Niña...ya te dije. Me encantaría meterme en esa maleta e irme contigo pero mi mamá llega hoy en un rato. Lo siento, no puedo.

Asentí nerviosa. —Lo se lo se, solo quería intentarlo una última vez.

Mateo me pasó un brazo por mis hombros. —Todo va a salir bien, tranquila.

—Eso espero.

—Solo únete al plan. Vas, checas las cosas con tus pertenencias, la casa...disfrutas y te regresas. No tiene porque ser malo.

Mateo tenía razón. Podría ser divertido. Nunca me tome el tiempo de explorar Barcelona o de ir a la playa.

Hice una mueca. ¿Qué tan necesitada estaba que se me había ocurrido a mi ir a la playa? La playa no me gusta. Dios mío, ya esta. Me estoy volviendo loca.

—Pasajeros vuelo 33B con dirección a Barcelona, España. Favor de pasar a la sala de abordaje por la puerta A5.

Miré a Mateo más nerviosa aún. Era mi turno.

—Ok guapa cualquier cosa me llamas ¿Va?

—Si, gracias por todo.— Mateo me acercó a él para darme un abrazo. Me aferré a él lo más que pude.

—Hey hey....calma. Todo va a ir bien.

—Si lo se...solo te voy a extrañar eso es todo.

Me acaricio la espalda y no separamos del abrazo. Me dirigí a donde el avión y me voltee para verlo una última vez.

Le dije adiós con la mano y le tendí mi boleto a la chica. Lo recibió y entre.

Busque mi asiento, estaba alado de la ventana.

Me puse a pensar en todo lo que pasaría. ¿Quería ver a Boggi? ¿A Emilio? Quería saber cómo se encontraban, si estaban bien. Los quiero mucho como para no preocuparme por ellos.

Al contrario de ellos que al parecer no les interesa en lo más mínimo saber cómo me encuentro.

Resoplé y me recargue en el asiento. No. No iba a pensar en ellos, era un viaje para mi. No los iba a buscar, no quería causar más problemas.

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—Señorita ya aterrizamos.— Sentí leves golpecitos en mi hombro. La azafata me despertó. Ya habíamos llegado.

Salí del avión y busqué mi única maleta.

Me senté un rato en una de las pequeñas salas del aeropuerto mientras esperaba un Uber.

Viajar con el cambio de horario se me hacía la cosa mas rara. Era de mañana en España y yo ya estaba agotada.

Espere a que llegara el Uber y por poco me quedo dormida. Cuando llegó le di mi dirección y sin decir mucho más me llevo a mi apartamento.

Me baje del Uber y observé la plaza. Hace años que no venía. Sentí el aire frío chocar contra mi piel, como el silencio de la mañana me envolvía.

Había muy pocas personas. Estaba prácticamente vacía. Me puse a caminar alrededor de la plaza antes de dirigirme a mi apartamento.