66. Tres chicas

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—¡Ea! ¡Yo también los extrañé chicos!— reí contenta. Después de unos segundos, nos separamos del abrazo.

Bueno, Emilio se separó del abrazo. Iván seguía pegado a mi, sin soltarme. Seguía llorando un poco, lo abrace con mas fuerza. Con el abrazo le dije que lo perdonaba, que todo estaba bien, que estábamos bien.

De todos, siempre he creído que Iván es el más sensible, el más sentimental. No se por qué, pero me da esa impresión, esta chiquito, hay que cuidarlo.

—Heyy...Ivi, estoy bien...— le dije con cuidado un poco bajito. Iván asintió un par de veces en silencio. —Te perdono Iván.— Iván asintió escondiendo su cabeza en mi cuello.

—Aún puedes ser el amante de Boggi.— le dije en un susurro para que los otros dos metiches no escucharan. Iván me volteo a ver nervioso, con miedo en sus ojos. Trato de formar palabras pero por los nervios nada salía de su boca.

Casi me parto de la risa ahí mismo. —Es broma, tonto.— Vi como su rostro se relajó y como me devolvía la sonrisa, aliviado.

—Le tocas un pelo y te las ves conmigo.— le dije en broma sonriendo. Iván entendió al vuelo y alzo las manos en señal de rendición.

—Es todo tuyo.— me dijo con una sonrisa en su rostro, divertido. Bueno, asunto arreglado.

Iván se separó y se paró junto a su gemelo, el cual le pasó un brazo por sus hombros, me pareció notar que Iván se tensaba un poco pero no dijo nada.

Me puse a pensar en cual pudo haber sido su accidente o la gravedad de este como para dejarlo tan...marcado. Un par de ideas venían rondando en mi cabeza desde hace unos minutos y no me estaban gustando nada.

—Vale, ya te estabas tardando, ¿no crees? ¿Te hizo bien la siesta?— escuché que alguien me decía en tono burlón, era Emilio. Rodé los ojos divertida.

—Cállate.— le dije con una sonrisa. Me di cuenta de que estábamos ahí, los cuatro, riendo y bromeando entre nosotros, pero algo no se sentía bien, todavía faltaba una persona.

—¿Y Jimena?— pregunté a estas alturas un poco ya preocupada. El hecho de que nadie la mencionara me estaba empezando a poner nerviosa.

Voltee a ver inconscientemente a Emilio, después de todo, es su novio. Su rostro se apagó y su sonrisa se debilitó un poco.

—Mmm...ella...ella ya no está.— fruncí el ceño, sin entender nada. ¿Ya no estaba? ¿Qué rayos significa eso?

—¿Eh?— voltee a ver a Iván, el cual parecía que trataba de retener las lágrimas, y después volteé a ver a Boggi, el cual estaba tenso y no decía ni una palabra.

Emilio suspiró. —Suponemos que ella no...no podía con toda la carga de la situación.— Oh. Mi rostro se apagó y agache mi mirada.

Entonces era mi culpa.

Parecía que Boggi me leía el pensamiento, porque se acercó y me abrazó. —No es tu culpa preciosa, ella debió haberse quedado.

Emilio asintió, dándole la razón a Boggi. —Bog tiene razón, no es tu culpa.

Iván se limpió una pequeña lágrima que caía sobre su mejilla en un movimiento casi imperceptible. Sacudió su cabeza y nos sonrió.

—Vale, ya estuvimos deprimidos un mes entero. ¿Podemos...no estarlo otro mes más?—
Iván tenía razón. Ya era hora de que cosas buenas empezaron a suceder.

—Jalo, su primera misión. Conseguir que me saquen de aquí, ¡ya!— dije con una sonrisa tratando de ocultar lo mucho que me dolía que Jimena se hubiera ido. Las caras de los gemelos volvieron a tener ese brillo de siempre.

Amor desde España | JustboggiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora