81. Helados

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—¡Salta!— Lulú saltó.

Boggi y yo la teníamos tomada cada uno de una mano, ella caminando en medio de nosotros, de repente si había algún escalón ella saltaba y Boggi y yo la hacíamos durar un poco más en el aire.

—¿A dónde vamos?— pregunté. Habíamos salido de la casa hace un tiempo y estábamos caminando hacia algún lado, básicamente me limité a seguir a Boggi.

—¿Lulú quieres helados?— le preguntó Boggi a su hermana. Lulú se encogió de hombros algo triste. —Mamá no me deja, dice que me enfermo.

Hasta yo me encontré haciendo un puchero con ella, era demasiado tierna. —Ma no se tiene que enterar.— Boggi le guiño un ojo y Lucía en cinco segundos se animó.

Seguimos caminando hasta llegar a una especie de plaza al aire libre, había muchas tiendas, restaurantes e incluso juegos para niños. Entre emoción y risas Lucía nos jalo hasta su heladería favorita y un joven se nos acercó para atendernos.

—Yo de limón.— dije. Boggi hizo una mueca al escucharme. —¿De limón? Que rara.— me hice la ofendida y me dirigí a Lucía.

—¿De qué quieres tu helado?— Boggi cargó a su hermana para que esta se asomara y viera todos los sabores de helado que había en el refrigerador, ya que como era muy pequeña no alcanzaba a ver.

Apuntó a uno de color rosa y asentí. —Vale, también uno de fresa por favor, ¿y tú raro?— le pregunté a Boggi con una sonrisa.

—A mi me das uno de chocolate.— El joven asintió y se fue, volteé a ver a Boggi enarcando una ceja. —¿Neta? Que básico me saliste.

Boggi me fulmino con la mirada. —Tu eres la rara a la que no le gusta el chocolate.— me reí y negué con la cabeza.

El chico nos dio los helados y caminamos hacia una banca que daba a unos juegos, Lucía insistía en que quería ir así que después de terminarse su helado corrió hacia los juegos y se perdió en ellos.

—¡No te alejes tanto!— Boggi le gritó a Lucía. Estuvimos un rato viendo como Lulú corría de aquí para allá y como jugaba con otros niños.

—Es muy linda.— dije. Boggi me volteo a ver a mi, ya que tenia su vista puesta en Lucía. —Tu hermana.

Boggi sonrió. —Si, ya la extrañaba.— Me sorprende un poco el ver qué la cuida mucho. De hecho, nunca le quita la vista de encima, siempre está pendiente de ella y cosas así. Es un buen hermano, aunque algo sobreprotector a veces diría yo.

Unos gritos de unas chicas detrás mío hicieron que me volteara. Una chica alta y otra que parecía ser de mi estatura venían hacia nosotros practicando saltando.

Boggi también las escucho y me volteó a ver, antes de que pudiera preguntarle qué estaba pasando las chicas ya estaban encima de nosotros.

—¡Oh por dios! ¡Boggi!

—¡No puede ser! ¡Hola!

Vale, ya se que está pasando.

Boggi sonrió nervioso y las saludó con la mano. Ellas estaban de pie y nosotros sentados, así que Boggi se levantó para que fuera un poco más cómodo para ellas, y digo para ellas porque ahora me sentía como una hormiga con tres personas de pie enfrente mío.

—Hola chicas.— las dos chicas lo abrazaron, y Boggi sonrió y les devolvió el abrazo. No paraban de reír y de hablar emocionadas.

—¿Pode-podemos tomarnos una foto?— preguntó la chica 1. Boggi asintió, se colocó a lado de ellas y se tomó una foto con cada una.

Amor desde España | JustboggiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora