07. Encuentro

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Corrección. No pude dormir casi nada.

Me desperté en la madrugada, estaba muy cansada pero dormir en una casa desconocida me causaba mucho conflicto y me ahuyentaba el sueño.

Me puse a pensar seriamente en que hacer, probablemente los chicos estaban durmiendo. Otra cosa que me molestaba era el cambio de horario, el primer día no dormí nada, todavía me estaba costando trabajo adaptarme.

Después de estar media hora dando vueltas en la cama sin hacer nada, me senté en la cama. Me crucé de piernas y voltee a ver la ventana. Podía ver la luna desde aquí, debían de ser altas horas de la madrugada, mi teléfono no tenía pila, así que no sabía que hora era.

De repente me dieron ganas de ir por agua, tenía la garganta seca. Salí de la habitación con cuidado y contemplé la puerta del cuarto de Boggi.

'No lo despiertes, no lo necesitas para ir por un vaso de agua.' Asentí para mis adentros y camine por el pasillo de la casa de puntitas para no despertar a nadie.

Antes de bajar las escaleras decidí ir al baño. Me quedé de pie en medio del pasillo, pues claro. No se donde está el baño, que idiota.

Analice la casa, el cuarto en donde yo estaba no tenía baño. El de Boggi si y ese baño se compartía con el de Emilio. Por lo tanto del otro lado del pasillo está el cuarto de Iván, el cual supongo también tiene un baño adentro.

Sin embargo, enfrente de la puerta la cual supongo es el cuarto de Iván había otra puerta, que no tenía sentido que estuviera ahí.

A menos claro, que fuera un baño a secas. Me encamine hacia allí y con cuidado coloqué mi mano encima de la manija. Le di la vuelta apenas haciendo ruido y asomé mi cabeza.

Mierda, no es un baño. Entorne mis ojos para ver un poco en la oscuridad y me pareció ver la silueta de alguien dormido. Ok, entonces este es el cuarto de Iván.

Cerré la puerta y me di media vuelta, mirando la puerta que tenía enfrente. Esta si o si tiene que ser un baño. Crucé el pequeño pasillo y abrí la puerta.

Perfecto. Al fin. Un baño. Entre y me miré al espejo. Vaya que las circunstancias habían cambiado, me encontraba en una casa con tres desconocidos que supongo ahora son mis amigos. Solté una leve risita. Dios mío.

Salí del baño y me encamine a la cocina.

Baje con mucho cuidado las escaleras y en la oscuridad me las ingenié para encontrar el camino correcto, había una tenue luz, me di de que probablemente no era la única despierta en la casa.

—¿Hola?— pregunté. Alguien se asustó y pegó un salto.

—¡Maria! Dios mío, me vas a matar de un susto de verdad.— Se me escapó una leve risa, era Emilio.

—Perdón, no puedo dormir y tengo mucha sed.

Emilio me miraba...raro. —Si claro, te sirvo un vaso, la verdad que yo tampoco podía dormir mucho.— Mientras sacaba los vasos y el agua me hablaba.

—Y dime....mmm ¿Tú y Bog?— Servia el agua pero me miraba por el rabillo del ojo. Parecía realmente interesado. Me puse nerviosa.

—Boggi y yo... la verdad que no lo sé. —Me encoji de hombros, era la verdad.

Boggi se me hacía un chico muy lindo. Desde el principio había sido muy amable conmigo y la verdad que es muy guapo. Cuando estaba con el, me sentía bien. Era agradable pasar tiempo con el.

Y si, ya estuvimos a punto de besarnos pero lo conocía desde hace apenas un día. No puedo decir que me gusta, aunque se que si lo intento podría tener algo bonito con el. Claro, si el también quiere.

Emilio me tendió el vaso de agua mientras le tomaba al suyo. —Ah ya veo...— Estaba nervioso.

Nos tomamos nuestros vasos de agua en silencio, tampoco queríamos despertar a todos. De repente nuestros ojos se encontraban y sonreíamos, la forma en la que me miraba...

Lave mi vaso y el de Emilio, no querían que pensaran que era una desagradecida. Cuando termine Emilio estaba recargado en el respaldo de la barra.

Estábamos...muy cerca. Apenas y nos separaban unos pequeños metros de distancia.

Le sonreí a Emilio. —Bueno será mejor que me vaya, no quiero amanecer con unas ojeras enormes mañana.—Emilio sonrió y asentí en silencio.

—Descansa Maria.—Me dirigía a la salida cuando Emilio me tomo del brazo con firmeza pero con delicadeza a la vez.

—Espera.— susurró. Me gire hacia el. Sus ojos y mis ojos se encontraron. Eran azules, no verdes. Su mano en mi brazo empezó a subir muy lentamente desde mi codo a mi hombro.

Estaba respirando con fuerza, abrió la boca un poco lo que provocó que instintivamente mis ojos se fueron a sus labios, Emilio se dio cuenta y se acercó aún más, estábamos muy cerca, peligrosamente cerca.

Nuestros labios estaban a punto de rozarse. Sabía lo que iba a pasar, pero no hice nada para detenerlo.

—Emilio...— susurré con mi respiración entrecortada.

—Maria...—Emilio puso su otra mano en mi cintura y me acercó a él.

Emilio acortó la distancia que había entre nosotros y posicionó sus labios sobre los míos. Nos empezamos a besar. Primero empezó lento como si tuviera miedo pero poco a poco empezó a subir de intensidad.

Se sentía bien, se sentía muy bien. Emilio me levantó y yo enrollé mis piernas en su cintura. Me sentó en la barra de la cocina, sin dejar de besarme.

Continuamos el beso, besaba muy bien. Hace mucho tiempo que alguien no me besaba de esta forma. Gemí por lo bajo ante la presión que ejercía su boca contra la mía, mis jadeos fueron silenciados por sus labios.

Emilio empezó a besar mi cuello, entonces me acordé. Me acordé del chico que se encontraba durmiendo en la habitación contigua a la mía.

Debería estar besando a ese chico. No al que tenía enfrente.

—Emilio...y-yo no puedo.— Emilio se freno al instante. Sabía a lo que me refiera. Nuestros frentes chocaron, ambos recuperando el aliento de lo que acababa de pasar.

—No podemos...Boggi- — empecé a decir.

Emilio me puso un dedo en los labios interrumpiéndome, me miraba triste, pero aún así me sonrió.

—Maria, Bog no es el único en la fila.— trague saliva. Esto no me puede estar pasando.

Me acaricio la mejilla y me dio un beso en la frente. —Si necesitas algo aquí me tienes.— Se separó de mi y me abrió paso para que me bajara de la barra.

Me baje con cuidado y le sonreí, fue todo lo que pude hacer antes de desaparecer en la oscuridad de la casa.

Cuando estuve fuera de su vista empecé a caminar más rápido. Subí las escaleras prácticamente corriendo, quería llegar lo más pronto posible a mi habitación.

¿Qué. Acababa. De. Pasar?

Amor desde España | JustboggiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora