05. Gemelos

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Boggi y yo desayunamos. Era agradable ya tener un nombre con el cual asociar su rostro. Me gustaba pasar tiempo con el, era un chico muy divertido.

—Wow, te la rifaste eh, el sándwich estaba riquísimo.— dijo mientras masticaba el último pedazo de sándwich.

—Te lo dije.— Boggi le hizo la seña de la cuenta al mesero.

—¿Tienes planes para hoy?.— Me quedé pensando, por supuesto que no tenía planes.

—No, no tengo.— Le sonreí. —¿Alguna idea?.— Me devolvió la sonrisa, contento de que yo tomara la iniciativa.

—Pues mira, que te parece si me acompañas, aprovechamos y te presento a mis amigos. Iván y Emilio. Me encantaría que los conocieras.

—Si por qué no, me parece bien.— 'María, ¿qué haces? Ni lo conoces.' No me hice caso, alejando ese pensamiento de mi cabeza.

Después de que Boggi insistiera en que el pagaría la cuenta, y que yo le dijera que yo pagaría la próxima, lo seguí a su carro.

—Entonces...¿va a haber una próxima vez?— me preguntó entusiasmado mientras caminábamos por la plaza.

Sentí como me ruborizaba, había hablado por hablar. —Claro, si tu quieres.— me pareció ver que se le iluminaba el rostro.

—Obvio, me encantaría.— deje escapar una leve risita. Caminamos un rato y luego llegamos al estacionamiento.

Seguí a Boggi hasta llegar a un coche muy bonito, me sorprendí un poco, no se mucho de carros, pero este no es uno cualquiera.

Boggi me abrió la puerta del coche. —Que caballeroso gracias.— Me reí y el se sonrojó.

Durante el camino platicamos de distintas cosas, hablamos de su familia de cómo había llegado a España, y de cómo había conocido a Iván y a Emilio. Más que nada hablamos de él y a mi me parecía perfecto, mi vida era un desastre y no quería que el supiera eso.

De repente cachaba a Boggi viéndome y este solo se sonrojaba y me sonreía. Era muy lindo. Me daba mucha ternura. Poco a poco sentía como este sentimiento que trataba de reprimir en mi pecho iba creciendo.

De repente llegamos a una casa enorme, Boggi se estacionó. —No te muevas yo te abro.— Salió súper rápido del carro y me abrió la puerta, yo solo me reí de él y le sonreí de manera juguetona.

Lo seguí hasta la puerta de la casa. Era hermosa, nada que ver con el pequeño apartamento que estaba rentando. Boggi metió las llaves y entramos. Me quedé sorprendida.

Si por fuera la casa era hermosa por dentro era preciosa. Todo el decorado y el ambiente transmitía una especie de paz, y era una sensación agradable. —Bueno mexicana.— Sonreí al escuchar el apodo. —Bienvenida, siéntete como en tu casa.

—Muchas gracias.— Voltee a ver a Boggi y este me volteó a ver a mi, nuestros ojos no se separaban. No me cansaré de decirlo, tiene unos ojos hermosos.

—¡Boggi! ¿Llegaste?— Ese grito hizo que dejara de ver a Boggi, me sobresalte. De repente vi cómo bajaba un chico alto, de piel clara, con el pelo negro y ojos azules, realmente era muy guapo.

Y cuando digo guapo, me refiero a wow. Me debí haber mudado a España hace años, nada que ver con los chicos que vivían en mi vecindario en México.

—Oh hola, ¿Tu eres?— dijo tendiéndome la mano para saludarme. Me miró desconcertado, aunque pude notar como me barría con la mirada, en el buen sentido. Aún así me sentí algo incomoda, no me gusta que la gente me mire.

Boggi se puso detrás mío —Emilio esta es Maria la chica de la que te hable.— acerqué mi mano y se la estreché tímida.

Me ruboricé, les había hablado de mi. Le sonreí a Emilio. —Hola mucho gusto. Tienes una casa preciosa.

—Gracias. Siéntete como en casa.— Emilio me observaba, no me quitaba la vista de encima, nuestras manos se quedaron juntas más tiempo del que deberían.

Cierta tensión se estaba empezando a crear entre nosotros. Muy diferente a lo que había entre Boggi y yo.

Boggi habló. —Emilio, ¿e Iván?— nos sacó a ambos de este juego de miradas que nos traíamos, se lo agradecí, me estaba poniendo nerviosa.

—Oh ahorita baja creo que se estaba cambiando. —Emilio me dedico una sonrisa antes de salir de la habitación y Boggi me llevo a la cocina.

—¿Tienes sed?

—Si gracias.— Boggi me estaba sirviendo un vaso con agua, mientras yo volteaba a ver la casa. Vi una ventana al fondo, así que me acerqué para ver las vistas.

Tenía una alberca a lo lejos y un jardín muy grande, me pareció ver incluso unos perros jugando por ahí. También me pareció ver algo así como una cancha de tenis. Wow, no se en que metí, la casa es demasiado grande.

Justo cuando venía de regreso me choque con alguien. —Ay ¿Y tú quien eres?— me pregunto...¿Emilio?

¿Eh? Estaba confundida, me acabo de presentar con Emilio. ¿Por qué me pregunta que quién soy? Aparte, ¿Emilio no tenia el pelo negro?

—Emilio perdón, yo... no quería— El me miró más confundido aún. —No ya enserio, ¿Quién eres?— ¿Me estaba jugando una broma?

—Emilio soy Maria, acabamos de hablar.— Emilio abrió los ojos como platos. —Ahh ya veo, bueno linda, no soy Emilio, soy Ivan.— Ahora si que estoy confundida.

—¿Iván?.— '¿Iván no era el otro amigo?'

—Si, Iván Martínez mucho gusto, veo que ya conociste a mi hermano gemelo, Emilio Martínez.— Ahora si que lo entiendo todo, voy a matar a Boggi.

—Aahh ya veo, perdón no sabía, Boggi no me había dicho nada.— Sonreí tímida. —No te preocupes Maria, nos pasa seguido.— Me sonrió.

En eso entró Boggi. —Bueno veo que ya se conocieron, toma tu vaso de agua.— dijo divertido.

—Gracias, por cierto Boggi no se un "Oye Maria por cierto Iván y Emilio son gemelos" me habría sido de mucha ayuda.

Boggi e Iván se empezaron a reír. —Perdón, quería que lo descubrieras tu sola. — En eso Emilio se nos unió a la platica.— ¿De qué se ríen ustedes tres sin mi?

Vaya, si que se parecían, de no ser por el pelo siento que no los reconocería. Son literalmente iguales, nunca había estado enfrente de gemelos antes y vaya que si son dos gotas de agua.

—De nada de nada, aquí la amiga de Boggi que nos causa mucha gracia.— Rodé mis ojos a Iván de manera divertida mientras se me escapaba una sonrisa.

Los tres me sonreían con cariño, y yo les devolvía la sonrisa. Se veía que eran buenos chicos. Ya me caían bien.

Amor desde España | JustboggiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora