67. Camisa Roja

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—¿Lista?— Boggi me esperaba de pie en la puerta de la habitación. Traía una pequeña mochila colgada de un hombro con nuestras cosas.

Estaba sentada en la camilla con los pies al aire, respire hondo, ya era hora. Después de unos días al fin nos íbamos de regreso. Es cierto que quería regresar a la casa de los gemelos pero también es verdad que me sentía un poco nerviosa por salir del hospital.

Boggi me vio dudar y se acercó a mi poniéndose entre mis piernas. —Vale, te conozco. ¿Qué sucede?— me miró con una sonrisa pero podía notar que estaba ansioso por salir de aquí.

No podía hacerle eso, no podía pedirle que nos quedáramos más tiempo aquí. —Nada, solo ando algo nerviosa eso es todo.— me encogí de hombros restándole importancia a mi comentario.

Boggi entornó sus ojos y me dio un beso en la frente. —Está bien, ¿vamos?— sonreí y le di un pequeño beso.

Boggi dejó caer la mochila que le colgaba del hombro cuando me acercó a él con sus manos puestas en mi cintura, mis manos se dirigieron a su cuello, acariciando pequeños mechones de pelo que le caían en la zona.

Con su lengua profundizó el beso y yo sumisa me deje llevar, pasando mis manos por su pelo y enredando mis dedos en el. Últimamente todos nuestros besos eran así, llenos de deseo, dejando a un lado lo delicado y lo tierno.

No puedo evitar soltar un pequeño gemido que fue silenciado por sus labios. —Mierda...— su voz ronca y lenta a un lado de mi oído hizo que cerrara los ojos y tragara saliva.

—Tienes tanta suerte de que estemos en este maldito hospital...— sonreí y me mordí mi labio inferior, entendiendo a que se refería.

Boggi chasqueó la lengua. —No hagas eso, ya sabes que provocas.— Sus ojos habían dejado de verme y ahora estaban puestos sobre mis labios.

Relamí mis labios y me mordí lentamente mi labio otra vez. Note como Boggi empezaba a respirar con más fuerza, regresó su mirada a mis ojos. Me estaba preguntando algo con la mirada.

—¡Oh por supuesto que no!— le dije abriendo mis ojos como platos. Baje mi voz a casi un susurro. —Estamos en el hospital Boggi.

Boggi sonrió pícaro al oírme, se acercó nuevamente a mi odio y con voz seductora me habló. —¿Nunca has pensando en hacerlo en el baño de algún lugar público?— Cerré los ojos al sentir como su mano subía lentamente de mi cintura a mi cuello.

Cuando me hablaba de esa manera hasta podría convencerme de hacerlo en la playa a la vista de todos. No me culpen, pónganse en mi situación, apuesto a que no se lo pensarían dos veces.

Alejando todos esos pensamientos de mi cabeza volví a la realidad. —Gnatovich, ni de broma.— Boggi rodó los ojos y me sonrió.

—Me caes tan mal en estos momentos. No calientes la comida si no te la vas a comer.— me reprocho en la cara.

—¿Quién dijo que no me la voy a comer más al rato?— le dije de manera coqueta, causando que diera un respingo y se pusiera nervioso, no está acostumbrado a que yo sea tan directa en este tipo de situaciones.

Sonreí divertida ante su reacción y me levante entrelazando mi mano con la suya. —Anda, larguémonos de aquí.

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—¡¡Bienvenida!!— gritaron los gemelos al verme entrar a la casa. Iván traía un pastel en sus manos con unas velas, decía en grande "te extrañamos pendeja".

Me reí y sople apagando las velas. Voltee a mi alrededor, todo mi nerviosismo desapareció. Se sentía genial estar de vuelta. Me sorprendió darme cuenta que parecía que nada había cambiado, todo seguía exactamente igual.

Amor desde España | JustboggiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora