La confianza del inocente es la herramienta más útil del mentiroso
—Stephen King.
ALECMis ojos se abren con brusquedad, respiro agitadamente y miro a mi alrededor a la defensiva, lo primero que veo es a Bruno, estamos en un auto, pero no sé de quién, yo estoy sentado en el lado del piloto, Bruno está a mi lado y los trillizos atrás, intento moverme para despertarlos, pero mi cuerpo me pide a gritos que me quede quieto.
—¡Bruno! —grito, pero no reacciona—. Stephano, Mateo, Piero —intento con ellos, pero nada—. ¡chicos!
Doy un grito de frustración, realmente se ven de la mierda todos cubiertos de sangre, por lo menos se nota que si están respirando o hacen el intento, bajo la vista a mi pierna y puedo ver como sigo con la cuchilla enterrada, sacarla no es una opción, si lo hago comenzaré a sangrar aún mas y al parecer soy el que menos afectado está a pesar de estar hecho mierda, giro la llave del auto y este sorprendentemente prende enseguida, todo lo sucedido viene a mi mente, no estoy aquí por un milagro, estoy aquí por ese grupo de chicas y... ¿Carla?, Dios no me puedo quitar de la cabeza la idea de que era ella, sé que suena estúpido pero tengo muchas teorías en mi cabeza y antes de quemarme el cerebro pensando en cada una tengo que sacarnos de aquí, ya está amaneciendo y no tengo ni puta idea de donde estamos, un celular sería bastante útil pero no solemos ir a las misiones con teléfono para no perderlos, los comunicadores son suficientes, el único que si lleva su teléfono a todas partes es Bruno pero lo dejó en la camioneta cuando nos emboscaron.
—Tu puedes —me animo.
Piso el acelerador pero no puedo mantener la presión adecuada en el, para este punto mi pierna está mas dormida que los trillizos asique hago en intento usando ambos pies en el acelerador, manejar así se me hace toda una travesía, me detengo a cada cien metros para recuperar fuerzas y voy interactuando con ambos pies haciendo lo mejor que puedo, me guío por algunos letreros del camino y cuando se me empieza a hacer conocido me convierto en mi propio GPS, me extraña que con las descargas eléctricas no se me haya reiniciado algo en el cerebro, literalmente estaba a una descarga de convertirme en Thor, hijos de puta... todos, pero en especial Moretti, esto ni en sus mejores sueños se va a quedar así, poco me importa la alianza, el ruso o los sentimientos falsos de Carla, voy a matarlo si o si.
Cuando llego al edificio Prada siento el alivio correr por mis venas, solo estaciono el auto en la entrada sin ningún cuidado y comienzo a tocar la bocina como loco, ni siquiera voy a intentar hacerme el fuerte y bajar por mi propio pie, lo único que conseguiría sería un pase VIP para que mi cara conociera el suelo. Un grupo de empleados se acerca a la defensiva con sus correspondientes armas pero al darse cuenta que soy yo el imbécil ensangrentado que toca la bocina llaman a mas y vienen en nuestra ayuda.
—Señor Belucci —dice con preocupación uno de ellos al abrirme la puerta.
—Ayúdame a bajar —ordeno con las pocas energías que me quedan.
El obedece y me acomoda un brazo por atrás de su cuello ayudándome a bajar, el tipo es mas pequeño que yo por lo cual no es de mucha ayuda, hago una mueca de dolor cuando la pierna que tiene la cuchilla toca el suelo pero prefiero que sea un medico quien la quite, en mi campo de visión aparece Sebastián quien me mira frunciendo el entrecejo.
—¿Italia entró en guerra y nadie me avisó? —pregunta burlándose.
—Cierra la boca y ven a ayudarme idiota —mascullo.
ESTÁS LEYENDO
La traición de Roma | [Roma #2]
ActionTres palabras hicieron que Alec volviera a Roma para rencontrarse con su pasado y todo lo que dejó atrás, ahora debe enfrentarse a una cruda realidad, en seis meses todo puede cambiar. LIBRO 2 DE [ROMA] Se necesita leer Ante los ojos de Roma para en...