》Capítulo 3 Salvatore.《

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Cuando realmente escuchas a otra persona desde su punto de vista y le reflejas esa comprensión, es como darle oxígeno emocional
—Stephen Covey.


1 MES ATRÁS
Roma, Italia.

SALVATORE

Los golpes bruscos en la puerta de mi habitación no hacen mas que fastidiarme, pongo una almohada sobre mi cabeza intentando amortiguar el ruido y con suerte morir asfixiado, pero ninguna de las dos cosas sucede, el ruido sigue siendo insoportable.

—¡¿Que?! —grito molesto.

—Salvatore, abre la maldita puerta —dice mi padre.

Blanqueo los ojos y me destapo con pereza, no sé que hora es, pero debe ser temprano, tengo sueño y me duele la cabeza, aún así llego hasta la puerta y la abro, lo primero que veo es el rostro molesto de mi padre, intento recordar en qué la cagué esta vez, pero nada viene a mi mente.

—¿Que quieres? —pregunto restregándome un ojo.

Mi padre me escanea con una mirada desaprobatoria.

—No llevas ni veinticuatro horas en Italia y ya estás ebrio —se queja.

—No estoy ebrio, estoy drogado —le corrijo con simpleza.

—Te dije que hoy tenemos que salir, ¿no puedes estar un segundo sin cagarla?

—¿Salir? —frunzo el entrecejo.

Estoy seguro que no mencionó nada de eso ayer en nuestra primera cena luego de nueve años de abandono paternal.

—Si, salir...—se lleva el dedo índice y pulgar al puente de la nariz suspirando—. Tienes quince minutos para estar dentro de la maldita camioneta o te juro por Dios que...

—Si, si, ya entendí —interrumpo—. Nos vemos abajo.

Sin dejarle responder cierro la puerta en sus narices, de mala gana me voy a duchar y arreglarme, sinceramente juraría que el imbécil de mi padre no me dijo nada, pero le doy el beneficio de la duda ya que anoche si estaba drogado, ahora solo me quedan las migajas de su efecto.

—¿A donde vamos? —pregunto subiéndome a la camioneta.

—Vamos al edificio Prada.

—¿Prada?, ¿quien carajo son los Prada? —pregunto.

—Nuestros nuevos aliados, llevo unos meses en conversaciones con Abramio, el jefe del clan.

—¿Esa no es la familia que atacaron hace años? —intento recordar.

Llevo nueve años fuera de Italia, cuando tenía diez mi madre murió y mi padre me envió a un internado en Nagano, nunca he sido muy cercano a sus mierdas de negocios en la mafia, de hecho solo volví por una razón en concreto, que me meta en sus negocios de mierda me molesta, me aburre estar en una habitación con un montón de ancianos hablando de cual es la mejor manera de comercializar droga, pero no tengo opción, mi padre me mantiene y no voy a fingir que me molesta, no me interesa ir a la universidad a perder cinco años de mi vida en estudiar algo que me hará ganar una mierda de dinero, ahora tengo el dinero que quiero en las tarjetas que papá me da, solo tengo que aguantar sus reuniones de mierda, de todos modos no pretendo quedarme en Roma mucho tiempo, nada ni nadie me ata a este lugar.

—Si —responde—. Los atacaron hace años y hace unos meses.

—¿Y por qué te vas a aliar a una familia débil?

—¿Débil?, los Prada son la familia más rica y poderosa de Italia, tenemos suerte de ser sus aliados, si la suerte nos acompaña en esta reunión, cerraremos un trato importante.

La traición de Roma | [Roma #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora