》Capítulo 11 le disparé.《

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Soy fuerte, soy ambiciosa y sé exactamente lo que quiero. Si eso me hace ser una perra, está bien
—Madonna.

SALVATORE

—No te veo, ¿segura que llegaste? —pregunto dudoso a través del teléfono.

—Si, ¿ves el puesto de algodones de azúcar? —pregunta Francesca.

—Si, ¿estás ahí?

—No, pero quiero uno —ríe.

Sonrío al entender lo que está haciendo —A ti no te sale Francesca —bromeo—. Ya dime donde estás.

Ella suspira y apostaría que blanqueo los ojos —¿Ves a la chica con chaqueta negra a tu derecha? —pregunta.

—No —respondo.

—Ni siquiera volteaste.

—Es que la única chica que quiero ver eres tú, no veo a otras.

—Dios, ¿eso te funciona? —ríe.

—No lo sé, dímelo tú, ¿funcionó?

—Depende.

—¿De qué?

—No lo sé, solo quería sonar misteriosa —dice con simpleza.

Suelto una carcajada —Está bien mujer misteriosa, ¿donde estás?

—En tus sueños cada noche y en tus pensamientos todos los días —ríe burlándose de mi.

Niego divertido consiente de que me está viendo desde algún lugar.

El ultimo tiempo ha sido menos complicado desde la conversación con mi padre, el dijo que cuando la necesitara la buscaría y ella dijo que si había novedades nos las haría saber, son consientes de que para acabar con los Prada se necesita un gran plan, a veces siento que ella duda, algo en ella quiere arrepentirse o por lo menos así lo siento, no me agrada la idea de que una minina parte de ella se aferre a su pasado por el simple hecho de que yo no estoy en el, es por eso que he pasado con ella cada día, quiero que vea que no hay nada bueno en volver a donde tanto daño le hicieron, yo puedo hacerla feliz y tengo que demostrarle que es lo único que debe importar, ellos la abandonaron, no la apreciaron y la sacrificaron, sí, se que mi padre fue quien mandó a matarla, eso no lo olvido, pero fue antes de que yo la conociera, por lo menos no ha intentado nada desde que la conozco, no quiero que ella sufra.

Siento unos dedos fríos cubrir mis parpados con suavidad, que linda se debe ver desde afuera la escena de Francesca parada de puntitas cubriéndome los ojos.

—¿Quien soy? —pregunta.

—Mi futura novia.

—Ya quisieras —ríe y se posiciona a mi lado.

—¿Llegaste hace mucho? —pregunto.

—La verdad sí, tuve una pelea con... no importa, solo quería salir lo antes posible de esa casa y llegué como hace una hora.

—Me hubieses dicho, hubiese venido antes, no estaba haciendo nada importante.

—La verdad necesitaba pensar asique estuvo bien.

—¿Pensar en qué?

—En mi futuro, quiero volver a estados unidos, no al mismo lugar, no me gustaría volver a vivir en una casa donde se presenció una masacre, pero hay lugares preciosos que me darían la misma paz que tenía antes.

Wow, eso me sorprende, pensé que estaba pensando en arrepentirse, no en su futuro después de acabar con su familia.

—Si, de seguro si buscas vas a encontrar... —digo dudoso—. Bueno sobre eso, ¿puedo preguntarte algo?

La traición de Roma | [Roma #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora