El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera
—Alexander Pope.SALVATORE
Miro el horno como si eso lo intimidara en plan; quemas la comida de mi futura chica y te mando al deposito de chatarra, seguí paso a paso la receta del pollo al horno y me vi siete tutoriales de diferentes abuelas que enseñaban a prepararlo, todas advirtieron lo mismo, no dejar que el pollo se seque en el horno por lo cual llevo veintisiete minutos mirando el pollo a través del cristal, la mierda no se ve seca, la verdad luce bastante bien hasta el momento por lo cual si sabe a mierda me desligo completamente de esa responsabilidad, yo le hice caso a los tutoriales en cuanto al sazón, ¿cuando había cocinado para alguien?, pues nunca, pero en cierta manera quería devolverle el gesto a Francesca, ella me hizo un pastel colorido, yo le hago el almuerzo.
Estuve pensando en las palabras de papá ayer y me repetí muchas veces la pregunta, ¿que me impide pedirle a Francesca que sea mi novia?, la verdad no encontré objeción, es una chica maravillosa, es alegre, divertida, misteriosa, me quiere, tiene detalles conmigo y ambos nos gustamos, nada me impide hacerle la pregunta, estoy nervioso y a la vez ansioso pero se me pasa al recordar sus "te quiero".
Me quiere...
El timbre de la entrada suena y miro el reloj en mi muñeca, se me hizo tarde cocinando esta mierda, tengo la camiseta manchada producto de ser un desastre en la cocina y tengo una banda de deporte en mi cabeza que me ayuda a mantener mi cabello hacia atrás, la uso cuando entreno o hago algunos ejercicios pero cuando vi los videos noté que las señoras tenían gorros de cocina o cofias y yo no tenía ninguno asique tuve que improvisar, la puerta vuelve a sonar pero esta vez no es el timbre, Francesca está dándole patadas a la puerta, blanqueo los ojos, no sería una entrada triunfal si no metiese su constante mal humor en todo, la verdad adoro cuando se comporta así.
Me quito la banda de la cabeza y la camiseta sucia, revuelvo un poco mi cabello y lo peino con los dedos, camino hasta la puerta y le abro frenando la siguiente patada de Francesca.
—Casi hechas abajo la puerta —finjo seriedad.
—Estaba a nada de traer una carpa y montar un campamento, ¿por qué te demoraste tanto en abrir?
—Yo también me alegro de verte —me hago a un lado dejándola pasar—. Te extrañé mucho, te ves preciosa...
—Diría lo mismo, pero veo que decidiste estar en cueros, ¿no tienes camisetas?
—¿Te molesta? —enarco una ceja.
—Para nada, la vista es excelente —bromea—. ¿Qué hay de comer?, no desayuné solo para tragarme toda la comida, nunca le digo que no a la comida gratis.
—Eres millonaria, podrías comer lo que quisieras.
—Ya, pero soy tacaña —me guiña un ojo—. Estoy ahorrando dinero para comprarme un pasaje a la mierda, me han dicho que me vaya muchas veces ahí, debe ser un lugar paradisiaco.
—Yo fui la semana pasada, te va a agradar... ¿no me vas a saludar?
Ella blanquea los ojos y se acerca para darme un beso en la mejilla, en el último segundo corro la cara robándole un pequeño beso.
—¡Salvatore! —me reprende.
—¿Que? —me encojo de hombros con inocencia—. Me equivoqué de lado.
Ella blanquea los ojos y se va refunfuñando hasta la cocina, la sigo con una sonrisa en el rostro.
—¿Que huele tan bien? —pregunta—. Pensé que pedirías una pizza.
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La traición de Roma | [Roma #2]
ActionTres palabras hicieron que Alec volviera a Roma para rencontrarse con su pasado y todo lo que dejó atrás, ahora debe enfrentarse a una cruda realidad, en seis meses todo puede cambiar. LIBRO 2 DE [ROMA] Se necesita leer Ante los ojos de Roma para en...