》Capítulo 30 incógnita.《

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El riesgo de una mala decisión es preferible al terror de la indecisión
—Maimónides.

FRANCESCA

Ver a Salvatore luego de tanta mierda es abrumador a veces siento que no puedo con tanto, me cuesta mirarlo a los ojos y soltarle tantas mentiras, me cuesta porque él no me haría daño, por lo menos no me haría el daño que le estoy haciendo yo, no sé en qué mierda estaba pensando cuando acepte este plan, ¿enamorar a alguien?, si claro... como si fuese fácil separar todo.

Llevo unos días en la segunda casa de su padre, se supone qué son unas mini vacaciones para descansar, pero creo qué es donde más he tenido que fingir ya que estoy a tiempo completo con él, Fernanda me aconsejó en una de nuestras llamadas nocturnas que me portarse más cariñosa con él, eso quizá lo distraería de su absurdo plan... que estúpida fui al pesarlo.

Según los mensajes en su teléfono su plan se llevará a cabo hoy, se supone que van a secuestrar a los chicos luego de una misión y los llevarán a uno de los almacenes Moretti. Fernanda tiene muchas cosas pensadas, tiene cada cosa planeada. El tema de Katya está resuelto ya se conocieron se llevaron bien y básicamente ahora Katia rubia.

Estoy cagada de miedo, es difícil mantener todo esto en calma sabiendo que justo ahora Alec y los chicos están siendo llevados al almacén, hice mi ultimo intento por detener todo portándome cariñosa con Salvatore, pero ni así dio su brazo a torcer, por lo mismo yo tampoco daré el mío.

En cuanto siento que se va, voy hacia la cocina y como calmadamente a pasta que hizo Salvatore, miro de reojo a uno de los tipos quien sigue mis movimientos con la mirada a cada instante, es obvio que está vigilándome, novato, termino la pasta y mi teléfono vibra, cuando me fui a "cambiar la venda" realmente fui a recibir a Sebastián, Fernanda y Katya quienes entraron escondidos por mi ventana, Fernanda se encargó de que ninguna cámara los captara y para ganar tiempo desvió el GPS del auto de Salvatore haciendo tardar más de lo debido, me puse la misma sudadera que Katya mientras ella se puso mi mismo short y se vendó la pierna.

La vibración del mensaje solo significa una cosa, ya es tiempo, lavo el plato que usé calmadamente, lo seco y lo guardo, me siento en el sofá de espaldas a la cámara y saco el teléfono, pongo YouTube y me veo un video de dos minutos exactos tal cual dijo Fernanda, luego bostezo y me pongo de pie, sé que el tipo me mira pero no dice nada, camino hasta mi habitación con parsimonia y una vez adentro voto el aire que estaba conteniendo.

—¿Lista? —le pregunto a Katya.

Ella levanta un libro grueso en sus manos —Listísima, nunca pensé que me pagarían tanto por sentarme en un sofá y leer.

Sonrío —recuerda sentarte en el sofá blanco, en ese le darás la espalda a la cámara, desde que salgas de esta habitación ten la vista clavada en el libro, no enseñes tu rostro.

—Se ven terroríficamente iguales, sobre todo con la misma ropa —dice Sebastián.

—Mientras no te vuelvas a confundir todo bien —le dice Katya reprochándole en tono burlón.

Abro mis ojos desmesuradamente —¿Le dijiste? —le pregunto a Sebastián—. Debiste avisarme.

—¿Decirle qué? —pregunta Fernanda.

—Que intentó besar a Francesca —responde Katya.

—Yo...—comienzo dudosa—. No sabía de tu existencia y creo que igual influí en lo que hizo, yo le coquetee primero y.…

Katya suelta una risita —Me debes otra tarta —le dice a Sebastián.

La miro confusa —Katya me apostó una tarta de manzana a que intentarías echarte la culpa —aclara Sebastián—. Pero todo está bien Francesca, en serio.

La traición de Roma | [Roma #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora