》Capítulo 48 sacrificios.《

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Guarda a tu amigo bajo la llave de tu propia vida —William Shakespeare.

ALEC

Tengo que esperar tres días.

Todo es un plan.

Tengo que esperar tres días.

La manipularon.

Tengo que esperar tres días.

Ella estaba sufriendo.

Tengo que esperar tres días.

Ella despertó y yo no estaba ahí.

Tengo que esperar tres días.

Ella gritaba mi nombre y yo nunca fui.

Tengo que esperar tres días.

La drogaron.

Tengo que esperar tres días.

Intentó suicidarse el mismo día que yo.

Tengo que esperar tres días.

Nunca se enamoró de otro.

Tengo que esperar tres días.

Nos estaba protegiendo a todos.

Tengo que...

Al carajo, esperé toda una puta noche, no dormí para nada, mi cerebro absorbió cada palabra que salió de Bruno, me molesté, me puse feliz, me dio tristeza y luego ansiedad, quería... quiero, hablar con Carla, necesito hablar con ella, mientras Bruno me contó cada cosa yo estaba paralizado pero cuando el efecto pasó seguí quieto como una estatua, no podía moverme, no fue hasta que las lagrimas cayeron por mis ojos que le tomé el peso a la situación, no fue un resumen de minutos, Bruno me contó todo sin omitir hasta el más doloroso detalle, cada cosa que Carla le dijo, cada cosa que ella le confió, él me la dijo, prometí no hacer nada, juré no hacer nada en tres días, dije que fingiría que todo seguía igual, pero no puedo, si no poder contenerme me hace un mentiroso pues denme la bienvenida al club, en este puto sitio todos han mentido.

Llego al piso de Carla y entro directamente a su habitación, al notar que no está comienzo  revisar cada rincón de su casa, debe estar aquí, Bruno dijo que en la tarde iban a ir a encontrarse con Fernanda luego de que él llegara del instituto y para eso no falta mucho.

—¿Alec? —escucho a mis espaldas.

Me volteo —¿Donde está Carla? —pregunto con voz firme.

—Hijo, Francesca dijo que no quiere verte merodeando por aquí y...

—No me digas hijo —advierto—. Dime donde está Carla, Alessandro.

—Alec, ¿que demonios te ocurre?, no me hables así, no sé donde está mi hija pero creo que es mejor que te vayas.

—Oh, claro, mejor me voy antes de que Alina escuche como fuiste capaz de utilizar a tu hija como un objeto.

La traición de Roma | [Roma #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora