》Capítulo 43 misión.《

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Los amigos: una familia cuyos individuos se eligen a voluntad
—Alphonse Karr.

FRANCESCA

—No lo veo —dice Fernanda—. Intenten acercarse más, necesito captar su rostro completo para buscarlo en el reconocedor facial de Bruno.

Miro a Sebastián de manera dudosa, no quiero tentar a mi suerte, estamos en el jodido club, llegamos hace una hora con Sebastián, Vladimir llegó hace diez minutos seguido de Antonio, lo interesante es que un tipo se les unió como esperábamos y no tenemos idea de quien carajos es, no temo que me reconozcan ya que llevo una peluca de color negro para no llamar la atención y lentes de contacto azules, mi collar tiene una pequeña cámara y Sebastián también lleva una en las gafas ópticas que le dio Fernanda para que intentemos grabar lo más posible, ahora el objetivo es grabar al tipo con el que están y largarnos.

—Necesito otro Angulo para hacer un modelado de su rostro en 3D —insiste Fernanda.

—Cálmate pulga —le dice Sebastián a través del comunicador—. Tenemos que ser cuidadosos, prefiero que lo hagamos lento pero seguro, no quiero que vean a Francesca.

—Esto es interesante —oímos la voz de Katya—. Cariño, tu trabajo es genial, es como ser un agente secreto, si yo fuera tú, amaría el trabajo.

—Sobre todo la parte en la que entierro cadáveres o a veces los quemo, pero es mejor cuando los tiro en una fosa común, esa es la mejor parte del trabajo —suelta de manera seria.

—No le hables así a Katya —susurro—. Ella no tiene la culpa de que estemos metidos aquí.

El suspira —Lo siento amor, solo estoy nervioso, siento que en cualquier momento descubren a Francesca.

—No hay problema —responde ella—. Mejor los dejo trabajar.

Lo miro mal —Eres un idiota —digo solo con los labios y el blanquea los ojos.

—A la derecha —dice Fernanda—. Si se pueden acercar un poco sería genial.

Con Sebastián nos miramos y asentimos, disimuladamente nos acercamos como si fuésemos a buscar algo de beber, procuro que el collar haga un buena toma del tipo y Sebastián me guía hasta la barra.

—Genial, ya lo tengo, pueden salir se ahí, voy a llamar a Bruno para que trabajemos juntos en esto, yo me demoraría un día o dos pero si trabajamos juntos lo haremos en unas horas.

Sebastián me toma de la mano y avanzamos tranquilamente hasta la salida, cuando vamos llegando un tipo cierra la puerta abruptamente y le susurra algo al guardia.

—Fernanda, ¿que está pasando? —pregunto—. ¿Puedes oír lo que hablan?

—No, pero dame un segundo, voy a hackear los teléfonos en el área y les aviso.

—No hay tiempo —dice Sebastián—. Están buscando a alguien.

Efectivamente es lo que hacen, un grupo de hombres comienzan a mirar persona por persona, intentan parecer disimulados, pero no lo son.

—Deben ser hombres de Vladimir —dice Sebastián—. Nos van a encontrar.

—Fernanda, has algo —insisto—. Corta la luz o no sé...

—No puedo, si lo hago voy a generar pánico y vamos a confirmarle a Vladimir que hay alguien espiándolo.

—No creo que me reconozcan —digo—. Llevo peluca. ¿Pero qué diablos...? —dejo la frase a medias al ver lo que hacen.

La traición de Roma | [Roma #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora