》Capítulo 28 el cambio.《

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Hay amores tan bellos que justifican todas las locuras que hacen cometer
—Plutarco.

FRANCESCA

El plan, debo apegarme al plan, eso es lo que me repito cada día, todo iba bien, se veía fácil en cierta manera engañar a Salvatore, engañar a un estúpido, egocéntrico, manipulador, imbécil... engañar a al tipo mujeriego y repulsivo, eso era lo primordial en el plan, los primeros días fueron tortuosos, se me hacía repulsivo recibir cada halago de su parte, me daba asco estar cerca del hijo del hombre que me intentó matar tantas veces, del hombre que intentó acabar con mi familia y con todo lo que amo.

Sonreír por cortesía, fingir que me agradaba y en cierto modo tontear con el me hacían sentir la persona mas horrible del universo, Alec estaba en alguna parte del mundo desgarrando su alma por mi y yo estaba aquí, encerrada en una mentira, todo esto lo sentí cuando me vi obligada a mostrarle mi cicatriz para mostrarle empatía por su trágica vida de mierda, también lo sentía en cada mensaje que me mandaba y cada respuesta amable que le tuve que dar.

El problema llegó cuando dejé de ver al hijo del hombre que quería matarme y comencé a ver a Salvatore, en el momento exacto en que dejé de fingir las sonrisas porque me salían de manera espontanea supe que estaba jodida.

Salvatore no es para nada como lo imaginaba, no es manipulador, no es un imbécil y me trata jodidamente bien, realmente me pondría mucho mas fáciles las cosas si fuera un idiota pero no, Salvatore se preocupa por mi, intenta quitarme una adicción que finjo tener, me escucha y sobre todo no tiene que ver en nada con su padre, él vivió años lejos y no tiene idea de la mierda que hace su padre, es un chico perdido, no es perfecto, pero no es malo y cuando comencé a entender eso supe que la manipuladora, egocéntrica y mala era yo, tengo un punto a mi favor, estoy intentando salvar a mi familia, Salvatore tiene cien puntos, el primordial es que él no tiene nada que ver y creo que será el mas afectado cuando esto acabe, es un buen chico y yo estoy jodiendo todo.

Luego, el día en que Salvatore me iba a besar en su auto y Bruno interrumpió me enteré de algo que me hizo querer mandar todo a la mierda, contaba con que Fernanda camuflara a Alec, pero en un descuido Bruno lo encontró, Fernanda me mantenía informada de cada país al que iba, duró mas del tiempo habitual en Rusia por lo cual Fernanda bajó la guardia y Bruno lo encontró, lo traería a Roma y eso es justo lo que pasó.

El ver a Alec por primera vez luego de tanto tiempo me destruyó por completo, hasta me sentí mal por ser amable con Salvatore a pesar de no sentir nada por el, porque el hecho de que ya no lo vea como un hijo de puta y que en cierta manera no me moleste su compañía no quiere decir que sienta algo, Amo a Alec y eso siempre será así, cuando lo vi quería correr a sus brazos pero me mantuve inmóvil, cuando él se acercó a abrazarme quería rodearlo con mi cuerpo y que nadie nos volviera a separar pero lo miré con indiferencia y le dije que nunca lo amé, ese día entre a mi cuarto de manera normal, caminé hasta el baño y lloré en silencio cubriendo mi boca con mi puño para que nadie escuchara, me sentí mal, me sentí como que estaba rompiendo lo mas bonito del mundo, pero el plan tenía que seguir, cada palabra de odio me quemaba pero con el tiempo las decía como un monologo habitual, ya se me estaba haciendo costumbre tratar a todos como la mierda, me empecé a perder a mi misma y ahí me di cuenta de algo, había alguien que no dejaba que me perdiera... Salvatore no me dejó perderme.

En medio de palabras malas, corazones rotos, traiciones, planes y peleas estaba yo, cada cosa que hice, cada cosa que dije fue planificada con antelación y ensayada, seguía entrenando pero con cuidado, en la madrugada Fernanda congelaba la imagen de la cámara en mi habitación y yo entrenaba con papá, me fui volviendo más fuerte y fui ganando peso aunque el fumar me estaba jugando una mala pasada por lo cual lo estaba dejando de a poco, pesaba cincuenta y ocho kilos y seguía midiendo un metro setenta, pero algo en mi había cambiado, me sentía mas ligera y algunos huesos seguían asomándose por mi cuerpo, supongo que luego de lo que tuve que pasar mi cuerpo no volverá a ser el mismo y de a poco lo voy aceptando, mi problema está en que a veces mi mente me juega una mala pasada, a veces tengo pesadillas recordando el lugar en donde estuve encerrada y a veces cuando me sirven comida recuerdo las ocasiones que me obligaron a comerla, estoy intentando sobrellevar esto por el camino de la paz pero se me hace difícil.

La traición de Roma | [Roma #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora