》Capítulo 41 Bruno y ella.《

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Nunca renuncies a algo de lo que no puedas estar sin pensar ni un día
—Winston Churchill.

ALEC

Para cuando terminamos de ocultar todo el armamento damos un suspiro de alivio y cada uno se va a su piso rápidamente, todo estuvo tan cerca de irse al carajo de no ser porque Carla nos ayudó distrayendo al imbécil del policía, realmente quiero dejar de sentir celos, quiero dejar de sentirme lastimado por cada cosa que hace, ella ya no me pertenece y yo ya no le pertenezco, ya no somos uno y me duele, cuesta asumirlo, me cuesta saber que le está entregando su mitad a alguien más, odio los planes del idiota de Bruno y odio no poder oponerme, tengo tantos sentimientos encontrados, verla besar a otro hombre fue la gota que rebalsó el vaso, fue lo que me hizo despertar, no voy intentar recuperar algo que hace meses no tengo, supongo que este es el punto en el que me rindo por completo pero eso no quita que me haga mierda día a día, eso no quita el dolor.

Cuando llego a mi piso veo la puerta de la habitación de Allison entreabierta y me dirijo hasta allá, la he tenido algo abandonada estos días y realmente a tenido una paciencia de oro al aguantarme borracho, no soy de los que se ponen agresivos con el alcohol, mas bien me pongo patético y lloro por todo, debería darme vergüenza mi comportamiento con ella, a fin de cuentas ella estaba arrancando de un padre borracho cuando la conocí y si bien yo jamás le tocaría un pelo, no quita que le haga recordar malas cosas.

Me asomo sigilosamente para ver si está despierta y al ver a Bruno aquí me descoloco, el se fue antes porque dijo que iría a editar los videos de las cámaras, debí suponer que aprovecharía que yo no estaba aquí para venir con Allison, cuando voy a entrar para echarlo me doy cuenta de algo, él no está haciendo nada sexual como siempre, de hecho ambos están completamente vestidos, él solo está acostado con Allison acurrucada a su lado ella tiene su rostro descansando en su pecho, Bruno le acaricia el cabello tiernamente y luego sigue con su rostro acariciando cada facción de ella, esta le sonríe y Bruno le devuelve la sonrisa, me quedo descolocado mirando la escena como un idiota, jamás en mi vida había visto a Bruno así, él no es así, él solo se tira a las chicas y ya.

Me retiro silenciosamente para darle privacidad a Allison, esta también es su casa y no es correcto invadirla así, voy hasta la cocina y abro el refrigerador, los restos de la cena que Allison compró ayer aparecen en mi campo de visión, si no quise probar bocado ayer menos lo haré hoy, nada más llama mi atención, suspiro y cierro el refrigerador, camino hasta el mini bar y me sirvo un vaso con wiski.

—Estoy segura de que eso no está en la pirámide alimenticia como un desayuno nutritivo.

Levanto la vista y sonrío al ver a una de las pocas personas con las que jamás he sido un hijo de puta.

—Si me prepararas uno de tus desayunos no estaría en esta situación tan precaria —bromeo.

—No se diga más, bota ese veneno y siéntate jovencito.

Niego divertido pero hago lo que me ordena, Alina comienza a rebuscar en los cajones y yo la miro con admiración, no tengo idea de lo que hay ya que la única que usa la cocina es Allison y ella a comprado cosas, antes de ella me alimentaba a base de pizza y comida china aunque debo admitir que cuando estaba con Carla, Alina se encargó de alimentarme a la perfección.

—¿Que haces aquí? —pregunto—. No es que me moleste tener desayuno gratis —bromeo—. Solo que la última vez que viniste fue hace muchos meses a obligarme a ordenar.

Ella sonríe —Recuerdo ese día —comenta—. Fue genial obligar a un grupo de adolescentes a ordenar luego de una de sus reuniones, no puedes negar que los cloncitos dejaron relucientes los vidrios.

La traición de Roma | [Roma #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora