Capítulo 21.

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No puedo dejar de sentirme nerviosa, al ver como Peter no se separa de esa mujer

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No puedo dejar de sentirme nerviosa, al ver como Peter no se separa de esa mujer. No puedo negar que me siento celosa, pero como puedo competir con una mujer tan bella. Mi mamá resopla al ver nuevamente que ellos dos se abrazan y de pronto ya no está a mi lado, si no que la veo dirigirse hacia ellos dos. Yo no soy competencia, pero mi madre sí que lo es. Peter se aleja de la mujer y hago una mueca al ver cómo mi madre se acerca a ella y con una sonrisa de lo más falsa, la cual yo conozco muy bien. Con sumo cuidado me acerco ya que quiero escuchar de lo que hablan.

Me muerdo el labio cuando escucho a mi mamá hablar.

— Hola, veo que usted y Peter se conocen muy bien.

Ella la mira y asiente.

— Así es. Lo conozco desde hace mucho tiempo.

— Ya veo. Disculpa que no me presentara. Soy Katherine Esposito.

— Encantada. Soy......

— Aquí está tu agua Cele. Oh, Katherine. Veo que ya conoces a Celeste.

— En este momento tengo el gusto. — dice mi madre sin borrar su sonrisa de lo más falsa. — estaba interesada por saber quién era la mujer con la que estás hablando tanto y sonriendo más cuando estamos en un velorio de alguien importante para ti.

Abro los ojos al escuchar a mi madre haberle dicho algo tan fuerte. No puedo creer que mi madre no tenga respeto. Veo como Celeste, así fue como la llamó Peter, lo miro a él sorprendido. La mirada de Peter cambia al ver a mi madre, se nota que no le gustó nada ese comentario.

— No voy a contestar algo que está fuera de lugar, Katherine. — toma la mano de Celeste. — Vamos Cele, vamos con Fausto.

Ella asiente y los veo alejándose. Mi madre lanza una maldición y se va por otra parte. Suelto un suspiro y miro hacia la dirección de ellos dos. Me muerdo el labio de inferior y salgo al patio ya que necesito algún respiro. Con toda esas personas me hace sentir incómoda, aunque esté tapada con el velo, siento como me miran extrañado que yo esté tapada.

Llegó hacia la fuente que hay aquí y me siento en ella. Miro el agua.

— La fuente es muy hermosa, y más a la luz de la luna. — escucho de pronto. 

Volteo a ver y una mujer muy hermosa está frente a mí. Ella me mira con una sonrisa, pero sus ojos tiene tristeza.

— ¿La conozco? — pregunto.

Ella niega.

— No, todavía no tenemos ese gusto. Pero creo que me has escuchado nombrar como yo te he escuchado nombrar a ti. — dice y la miro sin entender. — soy Gimena. — la miro sorprendida y caigo en cuenta que es la mujer, mejor dicho la viuda de mi padre. — por favor no me veas con terror. No me gusta que alguien me vea así.

— Yo.....  Usted fue la mujer de mi padre. — ella asiente. — ¿Por qué no me grita y me dice que me odia?

— No tengo motivo para hacerlo.

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