Capítulo 1.

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Otro día más para martirio

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Otro día más para martirio. Mi cuarto está plegado de espejos y todo puesto por mi madre para recordar lo fea que soy; muy cruel de su parte, pero a ella le encanta recordarme el monstruo en el cual ella me convirtió.

Tengo una horrible cicatriz en mi mejilla, la marca que me ha hecho para recordarme que por andar intentado coquetear con sus hombres me lo tengo merecido. Esta marca me ha hecho esconderme de las personas, por medio a sus burlas. Solo tenía quince años cuánto toda esa pesadilla empezó. Solo con cerrar los ojos recuerdo ese día tan horrible. A veces me quisiera rendir, pero siento que sería muy cobarde de mi parte. Decido no tardar ya que mi mamá se está por levantar y ella le gusta tener su comida ya lista.

Me doy un baño rápido y me visto rápidamente. Al salir de mi cuarto voy a la cocina. Empiezo a buscar lo ingrediente para el desayuno. Trago saliva al ver el cuchillo, cada cosas con filo, me ha hecho tener terror. Tengo miedo de que mi madre tome cualquier cosa y vuelva hacerme daño.

Tomando una profunda respiración. Con mi mano temblorosa; tomo el cuchillo y empiezo a cortar el jamón. Después lo dejo rápidamente. Sigo cocinando, al terminar pongo todo en el plato a tiempo cuando escuchó a mi madre venir. Bajo la cabeza para no verla. (Ella me lo ha ordenado, ya que le da asco ver mi rostro.)  La escucho mover la silla y de reojo la veo sentarse.

— Leo vuelve al país nuevamente. — todo mi cuerpo se pone rígido al escuchar ese nombre.

No puede ser que él esté volviendo. Desde que él y mi madre me hicieron esto, él no se burlaba de mí. Siempre diciendo que ningún hombre me llegaría amar, y más teniendo está cicatriz. Él ha sido igual de cruel que mi madre, y saber que volverás me hace querer salir corriendo.

— Yo... Tengo que ir a meter la ropa sucia a lavar. — digo para poder salir.

Salgo apresuradamente de la cocina y me apoyo en la pared. Estoy agitada, no quiero ver a ese hombre, no deseo ver a nadie. Por eso no seguí estudiando, porque cuando mi madre me envió a clases, todos comenzaron a burlarse de mí y llamándome de muchas cosas hirientes, creí que dejando de ir y aprender en casa iba a ser la solución, pero aquí estaba mi mamá con ese maldito hombre y sus burlas eran peor, hasta llegar al punto de traer más hombres para que se burlen de mí.

Todavía recuerdo como me llegué a enamorar de un muchacho que se la pasaba llevando los mandados que de pedía. Yo siempre le pedía que me trajera la despensas porque no deseaba salir. Él y yo hablábamos por la puerta y me hacía reír con sus chistes, me decía lo linda que era, nunca llegó a verme la otra mitad de mi rostros y llegué a sentir amor por él, pensé que él también, pero cuando mi madre me hizo mostrarme ante él....... Todavía recuerdo su cara de horror y asco. Al cerrar mis ojos recuerdo como mi madre le hizo entrar y me agarró la cara para que me viera bien mientras decía esas palabra...

— ¿Te parece hermosa?

— Nunca sentiría amor por una desfigurada. — dijo haciendo cara de asco.

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