Capítulo 10. 5-10.

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Peter

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Peter.

Ayer me estuve esperando a María no sé cuántas horas pero fueron muchas, y ella nunca apareció. Lo peor de todo es que no puedo contactar con ella, ni sé dónde vive, hubiera sido mejor que yo la llevara a su casa y así hubiera sabido en donde vive. Tal vez no pudo llegar porque estaba arreglando sus problemas con su familia, pero me hubiera gustado que llegara y verla. También No pude hablar con Katherine ya que ella dijo que no podía ir porque tenía un problema que arreglar, y no pude hablar con ella. Tal vez hoy tenga la oportunidad ya que nos vamos a ver en el lugar de siempre.

Me detengo cuando el semáforo cambia a rojo y aprovecho a ver mi celular. Algunos mensaje son de Rochi y uno de mi madrina Gime en donde dice que está muy feliz en sus vacaciones. Aprovecho a contestarle que estoy feliz que así sea. Los mensaje de Rochi los ignoro porque es lo mejor. El semáforo vuelve a cambiar y doy marcha. Espero llegar antes de ella. Hoy le diré que sé sobre su hija, pero no de la herencia hasta que la conozca bien. 

Llego al lugar y aparco mi auto y salgo. Me arreglo mi traje, camino hacia la entrada y me alegro que ella todavía no llegue. Pido una mesa que esté apartada y así poder lograr hablar sin interrupciones de nadie. No espero mucho tiempo, cuando la veo llegar y me mira con una sonrisa. Camina directo hacia mí, me levanto de mi asiento y la saludo.

— Perdón por lo de ayer pero tuve un problema.

— No te preocupes. — le aparto la silla y ella toma asiento. — la verdad es que yo también tuve algunas cosas que hacer. — miento. — pero ya los dos estamos aquí. ¿Deseas algo?

— Pues muero por una taza de café y algún pastelillo.

Asiento y le hago señas al camarero. Él viene y toma nuestros pedidos, no tarda mucho y nos trae los café y par de pastelillo. La miro comer y la verdad no sé cómo decirle sobre su hija, no quiero que sea algo crudo.

— ¿Fue un problema fuerte? — pregunto de pronto.

— ¿Ah? — me mira.

— Por lo que no lograste venir ayer.

— No fue nada, pero si tenía que solucionarlo. ¿Y tú?

— Lo que conlleva tener una empresa siempre tiene que suceder un problema. Lo bueno que no hay hijos que nos impida hacer lo que queremos. — suelto de pronto.

Noto que mis palabras las dejaron helada y deja el café aún lado.

— Bueno.... Sí tú lo dices.

— Katherine, ¿a ti no te gustaría ser madre?

— ¿Por qué lo preguntas? — me miró frunciendo el ceño.

— Es que una mujer como vos, todavía joven creo que debe desear ser madre. — vamos dime qué ya eres madre.

— El asunto es muy difícil para desear algo así. — dice titubeando.

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