Capítulo 9. 4-10.

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Lali

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Lali.

Me muevo de un lado a otro en la cama y gimo de lo bien que se siente dormir sin tener preocupación o miedo que mi madre entre o toque como loca puerta. Abro poco a poco los ojos y me acostumbro a la poca luz que entra por la ventana. La cama de Peter huele a él, todo aquí se siente con olor de él. Quisiera no levantarme nunca y quedarme aquí, pero sé que tengo que volver a la realidad.

Suspiro y me levanto de la cama y voy hacia dónde están la bolsas de compra. Saco un pantalón y una camisa a juego, dejo todo en la cama y me voy a dar un baño. Entro a la ducha y dejo que el agua me empape. Agarro un poco de jabón y empiezo a pasarlo por todo mi cuerpo, veo el champú de él y agarro un poco, no me importa que sea de hombre ya que es el olor de Peter. Me lavo mi pelo y después dejo que el agua me quite todo el champú y jabón. Salgo de la ducha y me seco con la toalla, me sorprendo de ver que hay varios cepillos de dientes sin usar y tomo uno para poder lavarme los dientes. Ya lista me seco el pelo y me lo peino. Salgo y comienzo a cambiarme, termino de ponerme los zapatos y salgo de cuarto. Me sorprendo de no ver a Peter, quizás se quedó a dormir en su oficina. Me da vergüenza ya que le quité su cuarto y Dios sabe cómo habrá dormido. Decido prepararle el desayuno para agradecerle por haberme dejado dormir aquí.

— Veo que ya estás levantada. Eres madrugadora.

Giro y sonrió al verlo, pero mi boca se seca al ver que solo trae puesto su pantalón. Aparto la mirada rápidamente sintiendo  vergüenza.

— Yo... Soy así. Te hice el desayuno para agradecerte por lo que hiciste por mí.

— ¿Haz hecho el desayuno? — asiento. — muchas gracias, muero de hambre la verdad.

— Debes estar muy cansado.

— ¿Por? — pregunta extrañado.

— Es que me diste tu habitación y vos dormiste en un lugar incómodo.

— Dormí bien María. La cama no estuvo mal.

— ¿La cama? Pero si yo dormí en tu cuarto.

— Te voy a ser sincero, aquí hay otra habitación, bueno más pequeña es una habitación para alguien del servicio, pero como a mí no me gusta que nadie duerma aquí, el cuarto está solo, aunque es más pequeño la verdad y su cuarto de baño no es tan bueno.

— ¿Por qué no me dijo? Yo debí dormir en ese cuarto.

— Sabía que ibas a decir eso. Entonces preferí que no lo supieras y le pedí por mensaje a la mujer que viene ayudarme que me facilitara el cuarto y dejarán algunas cosas en el baño y en el tuyo. Pero mejor cambiar de tema y dime si lograste dormir bien.

— Por primera vez en mi vida, dormir demasiado bien y sin preocupaciones, pero se que debo volver a mi realidad.  — digo suspirando tristemente.

— María, si quieres puedes quedarte los días que quieras aquí.

— Te lo agradezco, pero tengo volver a mi realidad. No puedo molestarte más cuando me ayudaste mucho. — tomo su mano. — conocerte ha sido lo mejor que me pasó en mi vida. Eres como un ángel caído del cielo.

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