Capítulo 8. 3-10

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Peter

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Peter.

Intento asimilar lo que acaba de pasar. Nunca creí que María me gritara de esa manera, nunca quise hacerle daño, solo quería intentar hacerle ver que ella es hermosa y quitando ese velo que lleva puesto, lo es más.

No puedo evitar hacer una mueca, ya que la verdad no debí intentar quitarle el velo ya que ella tiene su creencia. El error fue mío por ser tan atrevido. Tengo que ir a pedirle perdón por faltarle al respeto. No quiero que piense que soy de lo peor.

Me pongo de pie y camino hacia el cuarto. Toco la puerta, pero ella no me abre, sigo intentado, pero nada.

— María, por favor abre la puerta. Mira, lo siento. Nunca debí intentar nada, yo no quiero que pienses que soy de lo peor. Lo siento, no quise arruinar un momento bonito entre nosotros por mi atrevimiento. Yo..... A veces soy un poco loco y no mido lo que hago. — me paso la mano por mi pelo. — por favor, no quiero que entre nosotros en vez de ir por buen camino, vaya de retroceso. Por favor abre la puerta y hablemos. No me gusta intentar arreglar un problema teniendo algo en medio de los dos. — Espero y espero, pero nada ocurre. — Se que acabo de arruinar todo, no quiero perder tu amistad por lo tarado que soy. — espero y nada. Me pongo de rodillas y digo: — estoy aquí de rodillas y no me moveré hasta que abras la puerta y me dejes pedirte perdón como es debido. Y te juro que estaré de rodillas si es preciso hasta el día siguiente.

Sonrió al escuchar como la puerta comienza abrirse. Pongo mi cara de arrepentimiento haciendo mis ojos triste y mi sonrisa triste. María aparece y me duele ver sus ojos rojos.

— Peter, por favor ponte de pie.

— No lo haré hasta que me perdones por se un completo idiota.

— Pero vos no me hiciste nada..... Fui yo la que te grité... Por favor levántate... 

Pide con la voz cortada. Suspiro y me levanto.

— María, yo fui quién te quiso quitar el velo. Aún sabiendo que tu principios no lo permite. Es que a veces soy un tarado.

— Por favor no digas esos.... Yo...

— Claro que sí tengo que decirlo. Es que es verdad, a veces soy un tonto. Discúlpame, no quiero que pienses que soy la clase de hombre que actúa de la manera en que lo hice.

— Peter eres un gran hombre.... Quisiera poder decirte muchas cosas, pero no puedo... Me es tan difícil.... Yo quiera decirte muchas cosas que tengo guardado, pero tengo miedo..., Eres la primera persona que me da su amistad sin condición y sin burlarte de mí, pero sé que si sabes todo te vas alejar de mí.

— Nunca me alejaría de ti. María, puedes decirme cualquier cosa y yo estaré para ti. Cuando te conocí sentí que eras alguien a quien no debería dejar marchar, no sé cómo explicarlo, pero sentí la necesidad de estar a tu lado.

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