Capítulo 31.

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Lali

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Lali.

No dejo de pensar en lo que pasó ayer. Claro vi a Leo, pero no es posible que se haya podido ir tan rápido, no se porque mi mente juega de esa manera. Puede que con toda la tranquilidad que he tenido, siento que en cualquier momento todo se irá derrumbando. Peter se comporta muy lindo, sin él siempre está para apoyarme y eso es lo que me hace sentir bien. Pero a veces siento que todo es un sueño que estoy viviendo en el infierno en el que Katherine me mantenía, que nunca podría salir.

— ¿Lali? — volteo a ver a Cielo. — ¿Todo bien? Cuando recibí tu llamada porque necesitabas verme con urgencia acepté aún sabiendo que no era tu día, ¿Que pasó?

— Tengo miedo Cielo, entiendo que hemos hablado mil veces de lo mismo, pero..... Siento que todo es demasiado bueno para ser verdad, estoy feliz con Peter, estoy lejos de mi madre, pero....

— Sientes que algo estará por pasar. — dice adivinando.

— Sí..... No sé, pero mi mente juega conmigo, ayer miré a Leo la pareja de mi madre, tú sabes el miedo que le tengo a ese hombre, fue tan real, que todavía siento que él está cerca de mí, que en cualquier momento él me hará algo. Es muy extraño que Katherine no ha intentado nada en mi contra, siento que algo está tramando.

— Es natural tus miedos. Estuviste mucho tiempo atrapada en el maltrato que ella te ocasionó, no es fácil de olvidar, pero lo harás poco a poco. Lo que tienes que hacer es dejar que todo siga su curso. Concéntrate en el futuro. Me dijiste que vas bien con tus clases y vas avanzando mucho, también que te quieres integrar en los asuntos de la empresa que tu padre te dejó, eso sería el siguiente paso. Olvida y sigue adelante.

— Lo haré. Gracias Cielo por escucharme.

— Lo haré siempre que me necesites. Ahora te animas a contarme como te sientes ahora que puedes hacer lo que deseas sin que tu madre te detenga.

Sonrió y empiezo a relatar poco a poco todo lo que ha pasado y como me siento. Ella me escucha atenta como siempre.

.......

— ¿Dónde estabas ayer en la noche?

— Otra vez con tus preguntas Katherine.

— Leo, estuviste mucho tiempo afuera, ¿crees que no te sentí cuando llegaste casi a las tres de la mañana? Quiero saber dónde estabas. — se cruzó de brazos.

— Fui por allí a tomar unas cervezas con mis amigos. — se levantó yendo a la cocina y tomando una cerveza del refrigerador. — ¿Es que no puedo?

— No te estoy diciendo que no puedes pero últimamente sales todos los días y vuelves bien tarde, además no me has ayudado a pensar que vamos hacer para que la tonta de mi hija me entregue el dinero que le dejó Nicolás.

— Claro que estoy pensando cono hacer que tengamos esa fortuna en nuestro poder, pero no es el momento. Tenemos que esperar que piensen que ya los dejamos en paz y así ella pueda estar por fin sola sin quienes la cuiden, tenemos que esperar que estén con la guardia baja para atacar.

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