Capítulo 23.

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Mis ojos se llenan de lágrimas

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Mis ojos se llenan de lágrimas. No me puede estar pasando a mí, esto no puede ser real. Él no está aquí. Pero sé que si lo está y todo mi cuerpo está congelado.

— Sí dices alguna palabra te haré mucho daño. ¿Estamos claro? — asiento rápidamente. — Leo me tira en la cama y se sube encima mío, apretándome. Me agarra del pelo fuertemente. — ¿sabes? Por este lado no eres tan desagradable. Hasta bonita te vez. Si te tomo así como estás no me dará asco. Pero no puedo hacerlo ya que sabemos que no estamos solos.

— Por favor.... Déjame....

— ¿Dejarte? — se pega más a mí. — nunca te voy a dejar, solo vamos a poner las cosas claros. No vuelvas a faltarle el respeto a tu madre, si ella te pide algo tú lo harás. — se despega de mí jalando la toalla dejándome prácticamente desnuda. — la verdad te volviste toda una mujer. — intento la manera de incorporarme, pero no puedo ya que Leo, me hace girar y se sube nuevamente encima de mí. _ toda una mujer.

— Déjame.... No voy...., ¡Ay! — grito de dolor cuando él me aprieta fuertemente uno de mis pechos.

— No te di permiso para que hables. — me gira la cabeza hacia un lado. — así es mejor, me repugna ver tu cicatriz. Ahora Marianita, me tengo que ir, pero espero que vayas con cuidado, porque tu madre no va dejar las cosas como están, no queremos que este lado de tu carita bien, ya no esté tan bien. Bueno tengo que irme, no queremos que alguien entre. Bueno Marianita, nuestro momento será para otra ocasión porque serás mía, te daré el placer de que descubras los placeres de la carne, pero como dije en otro momento.

Se aleja de mí y lo veo salir por la ventana. Todo mi cuerpo no para de temblar. Esta fue la venganza de mi madre. Ella sabía muy bien el miedo que le tengo a ese hombre. Ahora entiendo porque estaba tranquila. Doy un salto cuando la puerta comienza a sonar.

— Lali, ¿Está lista? — es la voz de Peter.

Cómo puedo me levanto y agarró la toalla. Mis piernas se sienten como gelatinas, pero como puedo llegó a la puerta y la abro.

— Todavía..., todavía no estoy lista.

— Lali, ¿que pasó? ¿Por qué estás llorando?

— No.., es que me estaba bañando y me entró jabón en los ojos... — intento controlar mi voz. — solo dame un poco más de tiempo, saldré lo más rápido posible. — cierro la puerta y me apoyo en ella.

Me tapo la boca con mi mano para evitar que se me escuche mi sollozo. No sé cuánto puedo soportar esto, si él entró sin ser visto no me garantiza que pueda volver hacerlo. Voy hacia la ventana y la cierro. Tengo que buscar la manera para que él no vuelva. No quiero que me haga daño. Solo de pensar que ese hombre me pueda tocar, como lo hizo hace un momento, toda mi piel se me eriza.

Agarro mi ropa y me cambio rápidamente ya que no quiero seguir más desnuda. Por fin estoy lista, solo me pongo el velo y salgo del cuarto. Estoy a punto de bajar, pero la voz de mi madre me hace detenerme.

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