Second life pt. 2 || YOONMIN

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Pidan un deseo porque esta actualización es a una hora decente, y pidan otro porque este cap tienE NADA MÁS NI NADA MENOS QUE 10K+ PALABRAS vayan x comida, me merezco unas palmaditas en la espalda, osh, si no comentan mucho voy a llorar y los cancelo a todos.

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Perseverante, responsable, carismático, líder, capaz, extrovertido, humilde, apasionado, innovador, paciente y muy perfeccionista.

Ah, además de guapo.

Todas estas eran las características que te podría dar cualquier persona si le preguntabas cómo era Jackson Wang.

Nacido un 28 de marzo en Kowloon Tong, Hong Kong. Fue un bebecito gordito muy sonriente, que conforme crecía, se volvía más juguetón y ruidoso, su familia estaba encantada con la bombita de energía que era. Desde muy chiquito le había gustado destacar entre los demás ya fuera hablando más fuerte o luciendo más extravagante. Siempre estuvo interesado en las últimas tendencias de moda, si no estaba conforme con su outfit no salía de su casa aunque le tomara una hora extra.

La gente simplemente no podía odiarlo, era demasiado agradable y aunque algunas personas no hablaran con él, ya le tenían cierto aprecio. Pero otra cualidad muy grande que tenía, que a todos, no importaba si no los conocía, los apoyaría si llegaba a saber que tenían un sueño. Él era fiel creyente que todos podían lograr lo que se propusieran, por más loco que fuera su meta, por eso mismo él tenía bien en mente que si alguien no contaba incluso con el apoyo de su familia, pues él sí estaría para animarlo siempre.

Gozó de una buena economía gracias a su familia, le encantaba viajar y conocer otros países que no tuvieran lo que él ya conocía de memoria. Estudió en Corea algunos años, y sin presionarse a saber qué haría con su vida siguió viajando por el mundo, hasta que simplemente se aburrió.

¿Qué haría con su vida?

Lo tenía todo, sus padres se lo habían dado todo y él podría simplemente ser un alma libre aquí o allá, pero, ¿realmente sólo disfrutaría y ya? Eso era monótono, había llegado un punto en el que se había cansado de la rutina, visitar lugares nuevos no le causaban la misma emoción que en un inicio.

Primero tomó la decisión de no regresar donde sus padres, ¿y si se independizaba y comenzaba hacer su propio dinero? Ew, nunca lo había hecho, ¿trabajar? Eso no estaba en su lenguaje. Pero tal vez podría emprender de alguna manera, podría...

Bien, aceptaba que era un poco de trampa que había llevado bastante dinero que ofrecieron sus padres cuando se mudó a Corea para comenzar desde cero su vida, pero vamos, no le diría que no a algo que se podía permitir. Pensó durante un par de semanas qué podría hacer con su vida, pensó, pensó y pensó.

Hasta que cierto día lanzó una moneda, siendo una de sus opciones el aceptar tener una vida monótona llena de lujos y privilegios, y la otra, quedarse en Corea, donde había hecho buenos amigos durante sus años de estudio e intentar hacer algo que jamás se le hubiese pasado por la cabeza. Al lanzarla, apretó los ojos sin querer ver el resultado, sintiendo su corazón latiendo con fuerza contra su pecho, ¿en serio le había dado el honor a ese pequeño won de definir su destino?

Cuando abrió un ojo, un poco temeroso por ver el resultado, quiso soltar una pequeña risa al darse cuenta de que, definitivamente, un pequeño objeto de metal podía dar un giro completo en la vida de alguien. Bueno, ya no se permitiría gozar de la economía de sus padres y no regresaría a su país natal hasta haber hecho algo realmente significativo en su vida, se quedaría en Corea.