5. No soy de Café

2.4K 120 52
                                    

Mi hermano me saca de quicio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mi hermano me saca de quicio. Es que no puedo con él. En vez de 18 años parece que tiene 12. No ha dejado de protestar en todo el camino. Los 5 minutos a casa de mi tía se me están haciendo eternos. Entre el calor que todavía hace y el niñato este, yo ya no puedo más. Estoy a cero coma de pegarle.

- Papa, te va a deshederar - me dice Lucas mirándome burlón

- Si claro, y vas a ser tú su heredero universal, no te jode

- Los has decepcionado con lo del Atlético

- Si vuelves a decir algo así - le digo dándome la vuelta para encararlo- te doy una hostia que vuelcas, niñato de mierda

- Eso será si me pillas, que te pesa el culo de tanto donut

Y va el imbécil y me da un tortazo en el culo para después salir corriendo.

- ¡Ven aquí idiota! - le grito a mi hermano mientras salgo corriendo detrás de él.

Lo que tengo claro es que cuando lo pille, que lo voy a pillar, aquí o donde sea, le voy a dar un guantazo que le voy a quitar las tonterías de golpe. Él corre más que yo. Está acostumbrado. Giro la esquina de la calle de mi tía sin saber siquiera lo que tengo delante. Sólo quiero pillarlo y pegarle. Pero me doy cuenta demasiado tarde que las sandalias que llevo no están hechas para correr. Así que sin mirar por donde voy y por culpa de ellas, acabo chocandome con alguien que anda por la acera. Me doy de bruces con él y nos caemos los dos al suelo. Yo encima de él. Como en las películas. Y como en ellas, alzó mis ojos y solo puedo morder mis labios cuando veo que estoy encima de Mario. Ni a caso hecho oye.

Él me mira sorprendido. Yo no soy capaz ni de hablar. Su cuerpo está duro debajo del mio. Por eso le llaman el muro, porque está fuerte como un muro de hormigón. Miro a Mario y sus ojos están mirando mis labios. Me los relamo nerviosa. Puedo sentir su corazón latir a través de su camiseta. No puedo moverme. Llevo mis manos a su cuello y lo rozo un poco con mis dedos. Un cosquilleo me recorre el cuerpo cuando siento su erección clavarse en mi vientre. Joder, Mario se ha puesto duro por mi. Esto es ya es demasiado para mi salud mental.

- ¿Te importaría quitar las manos de mi cuello María? - me pregunta mirándome a los ojos. Su aliento es fresco y hace que me estremezca

- Pues quita tú las manos de mi culo, Mario - le digo con retintín.

Mario pega un respingo y quita las manos rápidamente. Me levanto con dificultad no sin antes haberme rozado un poquito con su pene. Lo escucho maldecir y sonrío por dentro. Si, lo siento, soy malvada. Me arreglo el vestido y él se levanta también. Voy a entrar a casa de mi tía cuando me coge del brazo suavemente. Me gira hasta estar enfrente de él. No puedo mirarlo a los ojos porque me derrito. Da igual donde lo mire, me derrito también.

- Tenemos que hablar Maria

- Luego ¿vale? - le digo intentando irme. Mario me impone, y mucho. En estos momentos no sé ni como soy capaz de hablarle y no ponerme colorada

No logro olvidarme de tu boca (Cross 5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora