41. Una historia y una carta

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📅 1 semana después

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📅 1 semana después

Estoy en mi cuarto mirando por la ventana. Pronto anochecerá. Miro mi móvil leyendo el último mensaje de Mario. Todos los días recibo algo de él. Uno por la mañana, dándome los buenos días y otro por la noche deseándome dulces sueños. Y mi corazón se altera cada vez que los leo.

No he querido verlo ni hablar con él. Todavía estoy dolida y mucho. Aunque sé que tarde o temprano vamos a tener que hablar, sobre todo porque vamos a tener un bebe. Acaricio mi vientre y sonrío. Es increíble. Estoy que no me lo creo. Voy a tener un hijo, un hijo de Mario. En otras circunstancias estaría saltando de alegría, pero me acuerdo de nuestra última conversación y no soy feliz del todo. Una parte de mi quiere perdonarlo y comérmelo a besos, pero la otra parte no quiere sufrir más.

Ahora mismo mi cuerpo es un torbellino de emociones, río y lloro a partes iguales. Lo echo mucho de menos, muchísimo. Me gustaría que estuviera aquí abrazándome y prometiéndome que todo va a salir bien. Pero luego recuerdo cada una de sus palabras, las que tanto daño me hicieron, y es cuando me pongo a llorar. 

Viene todos los días a mi casa. Hasta mis padres y mi hermano se han puesto de su lado. Cada vez que sé que va a venir me voy a mi habitación. No estoy preparada para hablar con él, ni para verlo.

Mañana empiezo a trabajar, y sé que nos encontraremos. Koke me ha dicho que tenemos que hablar y  solucionar las cosas entre nosotros. Que él también está mal y que se siente una mierda. Pero yo aún no quiero.

La puerta de mi habitación se abre entrando mi madre por ella.

- El Atlético ha ganado –me dice cerrando la puerta tras de sí - con gol de Mario. Ha sido un golazo. Y creo que te lo ha dedicado a ti porque ha hecho un corazón con sus manos

- ¡Pues que bien! Será para alguna de sus zorras...

- ¡María! –mi madre me reprende y se sienta en mi cama- ¡se acabó!

- ¿Qué? –le pregunto extrañada incorporándome en la cama y mirándola con los brazos cruzados

- Que se acabo. Llevas una semana ignorándolo. 

- Es lo que se merece –le digo apretando mis labios muy cabreada. Esta defensa a ultranza que hace de él no me gusta nada

- Él también lo está pasando mal

- ¡Mamá! Tú no sabes las cosas que me dijo...

- Mira María. No sé lo que te dijo o te dejo de decir. Lo que si sé es que está arrepentido. Ni siquiera le has dejado explicarse. Saber porque hizo lo que hizo. En su lugar, lo ignoras. Viene todos los putos días a verte. Se queda sentado en el sofá esperando que te dignes a hablar con él. Y ni eso eres capaz de concederle. Yo no te críe así María....

- ¡Me ha hecho daño Mamá! –le grito empezando a llorar- tú no sabes lo que es eso...

- Oh, María. Si que lo sé, y bastante bien. Siéntate, porque voy a contarte una historia...

No logro olvidarme de tu boca (Cross 5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora