📅 Un día antes de Nochevieja
- ¿Hace falta algo más? Ya que voy a la farmacia, mira a ver si necesitamos algo- me pregunta Mario cogiendo su cartera del mueble
- Creo que no. Tráete solo un par de latas de leche y otra de manzanilla - le digo mientras le cambio el pañal a Aurora. Su hermano está frito en la cuna del dormitorio. En un rato los vestiré para irnos a comer con Koke, sus niños, Saúl y Luis Suárez con su mujer y sus hijos. Tengo bastantes ganas de verlos a todos
- Lo de este niño no es normal. Duerme más horas que tú y yo juntos -me dice Mario asomando su cabeza por el dormitorio para ver como Martín duerme
- Se parece a mi hermano Lucas en eso
- Miedo me da que de mayor se parezca al tío Lucas
- Eh. No te metas con mi hermano - le doy un ligero golpetazo a Mario en su hombro
- Es que tu hermano es un follarin
- Pues igual que tú a su edad -le digo yo rodando mis ojos
- Ya. Pero ahora soy un respetable padre de familia. Y yo ya no te follo, te hago el amor, mi vida -Mario se acerca a mi y me da un suave beso en los labios haciendo que yo me ria
- ¡Anda y tira para la farmacia! -le digo dándole un manotazo en el culo. Termino de vestir a Aurora y me quedó de pie mirando como se
- Vale. No tardo. No me llevo el móvil que no tiene batería
Mario sale por la puerta y yo muevo mi cabeza riéndome. Este hombre me mata. No hay ni un sólo día que no me haga reír. Me siento en el sofá haciéndole cosquillas a Aurora en los mofletes, algo que la hace sonreír. Adoro a mis bebes. A veces no puedo evitar ponerme a llorar sin poder creerme todavía que estén aquí. Muchas veces pienso que todo esto es un sueño y que en algún momento me voy a despertar y no estarán ni Mario ni los bebés. Parece que fue ayer cuando Mario y yo fuimos a aquella fiesta de Nochevieja que Saúl dio en su casa, y ya ha pasado un año. Y que año más increíble. Ha pasado de todo.
Mis pensamientos me llevan a Enzo y a Clara y no puedo evitar que los ojos se me humedezcan pensando en estas dos personas que hoy tendrían que estar aquí y que el destino me arrebató de una manera cruel. Mi madre dice que cuando pasan estas cosas que quien pierde son los que se van porque el resto seguimos nuestra vida como podemos, pero que ellos ya no pueden, y en eso le doy toda la razón.
El timbre de la puerta suena y me levanto. Seguro que a Mario se le ha olvidado algo. Cruzo el pasillo y voy con la niña en mis brazos a abrir. Pero quien hay al otro lado de la puerta no es Mario. Es su madre. Me quedo bastante sorprendida de verla. No sé ni que hace aquí ni como sabe donde vive su hijo. Va bastante desastrada vestida, con la ropa sucia y algo rota. Su cara, más de lo mismo. Está más demacrada que la última vez que la vi. Siento un escalofrío por todo mi cuerpo de verla aquí parada.
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No logro olvidarme de tu boca (Cross 5)
RomansaMario hermoso está cansado de que las mujeres lo utilicen. En su vida hace mucho tiempo que no hay sitio para el amor. Después de un matrimonio fallido, juró que jamás volvería a casarse y mucho menos entregarle su corazón a nadie. Aunque a la única...