Mario hermoso está cansado de que las mujeres lo utilicen. En su vida hace mucho tiempo que no hay sitio para el amor. Después de un matrimonio fallido, juró que jamás volvería a casarse y mucho menos entregarle su corazón a nadie. Aunque a la única...
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María no se ha quedado con las ganas de decirle algo al malagueño. Después del partido, que conseguimos empatar gracias a Joao, se lo encontró en los pasillos. No había mucha gente, sólo los jugadores. Yo estaba en la puerta de los vestuarios hablando con algunos de nuestros compañeros cuando la vi acercarse a él con una gran sonrisa. Él la miró también sonriendo y ella le dio una hostia que todavía resuena en mi cabeza. Lo mejor fue cuando le dijo que como iba a acostarse con él si ni siquiera se le levantaba. Las risas de los atléticos todavía se escuchan. Es más, algunos miran a María con verdadera devoción. Y no me extraña. Tiene un carácter que me encanta.
Estamos ya sentados en el avión esperando que despegue. Estoy al lado de la ventanilla con Lemar. María está en el otro lado del pasillo al lado de Koke. Me he dado cuenta estos días que entre ellos dos hay mucha complicidad y sé que el capi se preocupa mucho por ella.
- Mario cámbiame el sitio anda –me dice Koke apareciendo delante de mí. Alzo mis cejas y lo miro mientras él me sonríe –me mareo si no voy al lado de la ventanilla
No le replico porque me mira divertido. Quiere que me siente al lado de María. Me levanto y se lo cambio. Voy hacia el asiento que él tenía y en cuanto ella me ve sentarme a su lado, esboza una sonrisa que si, que hace que los latidos de mi corazón, golpeen con fuerza en mi pecho.
- ¿Y tu mano? –le pregunto sentándose. Tiene que dolerle del guantazo que le ha dado al malagueño
- No te lo vas a creer. Pero todavía me pican los dedos. Pero que a gusto me he quedado la verdad –María pone delante de mi su mano y yo se la cojo. Se la acaricio y beso su palma haciendo que ella se sonroje
El avión despega y está bastante silencioso. Estamos muy cansados y aquí hay mucha gente que aprovecha para dormir.
- ¿Vendrás mañana al torneo de los niños? –le pregunto mordiéndome los labios. Me apetece muchísimo que venga conmigo y sólo espero que me diga que si
- Claro que iré –me responde ella sonriendo. Bien.
- Aunque tengas que levantarte temprano. Tenemos que estar en San Blas a las 9...
- No me importa. Además, creo que me lo voy a pasar muy bien
- Te lo aseguro. ¿Quieres que pase a buscarte?
- Vale. Pero esta vez, no me dejes tirada –me dice ella poniendo su dedo índice delante de mi
- Te lo prometo
Estamos un rato en silencio. La veo buscar postura para descansar la cabeza. Le ofrezco mi pecho para que descanse y ella se apoya en el. Se pone de lado y le cojo su mano para ponerla en mi cintura. Ahora mismo me importa una mierda que nos vean los demás. Estoy tan a gusto que eso no me lo quita nadie. Sentir el cuerpo de María junto al mío me da paz y tranquilidad.