Mario hermoso está cansado de que las mujeres lo utilicen. En su vida hace mucho tiempo que no hay sitio para el amor. Después de un matrimonio fallido, juró que jamás volvería a casarse y mucho menos entregarle su corazón a nadie. Aunque a la única...
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Estoy reventada de jugar con Ángela. No entiendo como una niña de 3 años puede tener tanta energía. No hemos parado de jugar, con la pelota, a la comba, con los bloques...me tiene muerta. Voy a bañarla y después le daré la cena. Le he dicho a mis tíos que no tengan prisa. Que me quedo a dormir y así están más tranquilos. Hoy además es el cumpleaños de mi tía Maya y se merecen estar solos. Me dejo caer en el sofá agotada, pero el timbre de la puerta suena y dejo a Ángela en el sofá viendo Pocoyo. Contesto al portero y la voz de Mario me pide que le abra al otro lado. Lo hago y lo veo subir los escalones cargado de bolsas. Alza sus ojos y me mira con una gran sonrisa.
- ¿Puedo pasar? -me pregunta sonriente. Estoy a punto de decirle que no, porque sigo todavía molesta, pero entonces Ángela sale del comedor
- ¡Mario! -grita la niña arrojándose a sus brazos, la muy traidora. Mario pone las bolsas en el suelo para poder alzarla
- Hola princesita, ¿cómo está la niña más bonita del mundo? -le pregunta Mario besando sus mejillas
- ¿Qué haces aquí? -le pregunto cruzándome de brazos
- He traído comida china. Me apetecía mucho cenar contigo y con Ángela, ¿te parece bien? -me pregunta con ¿timidez? estoy que lo flipo, en serio
- Siiii-dice Ángela haciendo palmitas. Cojo las bolsas del suelo y me voy a la cocina. Resoplo porque por un lado estoy enfadada, y por otro estoy contenta de que haya venido
- Mira lo que me ha traído Mario -me dice Ángela entrando con él en la cocina, mostrándome muy orgullosa su peluche- es un Pocoyo
- Es chulísimo cariño -le digo acariciando su mejilla. Tengo la cara de Mario muy cerca. Nos miramos a los ojos y yo suspiro nerviosa- ¿tienes ganas de comer comida china cariño?
- Me encanta la comida china -dice mirando a Mario. Él mira a la niña embobado
- Tú si que me encantas a mi -le contesta él tirándole de los mofletes
- ¿Y te encanta la pima María? -le pregunta riéndose
- Mucho -le responde él mirándome a los ojos- me encanta muchísimo
Miro a Mario y no puedo evitar sonrojarme mientras él me mira fijamente.
- Enana -le digo a Ángela- tenemos que ducharnos y después cenamos
- Me ducha Mario -dice ella cruzándose de brazos
- Venga -le dice él- te duchamos los dos
Mientras Mario la lleva al cuarto de baño, yo le preparo su ropa en el cuarto. Dejo escapar un fuerte suspiro emocionada. A pesar de estar enfadados, el que haya venido hasta aquí con la cena me ha hecho muchísima ilusión. No esperaba nada por su parte por ser el día de los enamorados, pero este detalle me ha llegado al corazón. Salgo del cuarto y entro en el baño. Mario ha encendido la calefacción y tiene a Angela ya medio desvestida y con el agua de la ducha abierta. Ella no para de hacerle tonterías y de moverse bailando.
