45. Confesiones

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María descansaba su cabeza en el pecho de Mario

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María descansaba su cabeza en el pecho de Mario. Él la abrazaba mientras miraba al techo pensando en como cambiaban las cosas de un día para otro. De estar hace una semana borracho, maldiciéndose por la mala suerte que tenía, enfadado, furioso con su madre y con el mundo, a estar aquí con la futura madre de su hijo. Su hijo. Cada vez que lo pensaba más feliz estaba. Íba a tener un hijo, iba a ser padre.

Hasta hace poco no pensaba ni en tener una relación y mucho menos en hijos, y ahora sólo podía pensar que esto que estaba viviendo ahora era lo mejor que le había pasado en la vida. Tuvo que llegar su María para cambiarle todos estos pensamientos. Su preciosa y valiente María. Era mucho más fuerte de lo que él creyó jamás. Tenía que serlo si lo aguantaba a él.

- ¿En qué piensas Mario? -le preguntó ella acariciando su costado

- En ti, en nosotros, ¿en qué voy a pensar? -María lo miró sonriendo- en que estamos juntos y que vamos a ser padres. Dios, si es que ni me lo creo. Voy a tener un bebé contigo amor.

- Yo tampoco me lo creo. Es increíble que aquí dentro -dijo ella acariciando su vientre- hay una personita. Nuestra personita. Oye. Prométeme una cosa Mario. Si algún día te agobias con todo esto me lo dices

- ¿Con qué me voy a agobiar María?

- Pues ya sabes...cenar con mi familia, estar aquí en mi casa...ya sabes todas esas cosas de pareja que tú tanto odias...

Mario la quitó delicadamente de su pecho y se incorporó para mirarla. Le cogió la mejilla con una de sus manos.

- ¿Sabes una cosa pecosa? Que tú y yo ya somos una pareja...y tengo que admitir, que me gusta hacer todo esto contigo...pero, te prometo que si me agobio te lo digo, ¿de acuerdo? -Mario le dio un suave beso en los labios

- De acuerdo -María le sonrió y Mario volvió a acostarse- siempre me has gustado Mario...

- ¿Ah, sí? -le dijo él riéndose mientras la miraba con una de sus cejas alzadas

- Desde antes de aquel verano, del puto verano de mis 16 años. Te veía y no sé...

- ¿Te ponía cachonda? -Mario la miró riéndose y ella se puso como un tomate

- A esa edad no. Pero con 18 no te digo yo lo que me imaginaba que me hacías...

- ¡María! ¿tenías pensamientos lascivos conmigo?

- Joder, pues claro. Mario, que me gustas desde que tenía 15 años. Que yo lo único que quería era salir contigo y que me besaras hasta que me dolieran los labios...y luego de más mayor...pues ya sabes...no te lo explico que me da vergüenza...

- Algún día me tendrás que explicar todas esas fantasías que tenías conmigo...

- Mario, estar juntos supera a todas mis fantasías, créeme. Lo hemos hecho en tantos sitios, que es más de lo que yo imaginaba que me pasaría contigo...

No logro olvidarme de tu boca (Cross 5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora