En clase de mates con Mark con K, el pobrecito de Ben viene a buscarme. Pongo los ojos en blanco, porque pienso que se trata de Finn otra vez, pero no termino en el despacho de la directora sino en el de la orientadora.
—Estamos con el plan de orientación para la universidad —me explica Adela, que también se encuentra en el despacho—. Eres la primera de la lista.
Ah, eso es verdad. Ese es el problema de tener un apellido que empieza por A, que vas a ser la primera de la lista.
—No queda nada para terminar el curso —me habla la orientadora, con esas gafas de estilo felino—. Con tus notas podrías estudiar cualquier carrera.
Así que de esto va el rollo... Del futuro.
—Yo... No sé qué voy a estudiar en la universidad —confieso. Sus caras son de confusión absoluta. Como si acabara de decirles que secretamente tengo alas de hada y lanzo fuego con las manos. Soy una Winx.
—¿Cómo es posible? —habla la orientadora—. La gente de tu edad ya tiene todo planificado.
Pues yo no.
—La gente de mi edad vive siempre pensando en el futuro, y por eso se les va el presente.
—Kayla —la directora me mira apenada—. El futuro es importante.
Siento que acabo de caerme de su pedestal. Ya no soy Kayla la brillante para Adela, ahora soy Kayla la desorientada.
—Toma esto. Lo estamos repartiendo para los alumnos que aún albergan dudas. —La orientadora me ofrece un cuestionario de unos cuantos folios—. Se trata un test que te dirá cuáles son tus puntos fuertes y, por tanto, cuáles son las ramas por las que podrías dirigirte.
—No queremos meter presión —interviene Adela—, pero es una decisión importante. Lo que elijas condicionará cuatro o cinco años de tu vida. O más.
Observo por encima las preguntas del test y suspiro.
—Llevo toda mi vida estudiando cosas que no me gustan. Puedo hacerlo durante cuatro o cinco años más.
Esa respuesta les deja sin más que añadir, así que supongo que es hora de levantarse y volver a clase. Me llevo el test, aunque no tengo intención de realizarlo, y cruzo el marco de la puerta.
—Puede ser normal —escucho a Adela en voz baja, pensando que ya no puedo oírlas—. Cuando sacas diez siempre, tu punto fuerte es todo.
—Se le da tan bien todo, que no le gusta nada.
—¡Os estoy oyendo! —subo la voz, andando por el pasillo.
No seré la única perdida con respecto al futuro. Loren no quiere ir a la universidad, lo que me parece una sabia decisión. De momento, cree que su futuro puede estar en la música. Toca el clarinete y el saxofón, y de pequeña siempre asistió a clases de canto. Anais, por el contrario, ni siquiera puede estar segura de que vaya a superar este curso. Sus notas cada vez son más ajustadas y hay asignaturas que le cuestan bastante. Somos el trío de las perdidas.
***
Tengo todo preparado en la habitación de masajes de mi madre. Hay muchísima iluminación y dispongo de una pared blanca, perfecta como fondo. Además, tengo un foco y una cámara. A veces hasta parezco profesional.
—¿Las fotos van a ser en ropa interior? —me pregunta Loren, alarmada y emocionada al mismo tiempo.
—Las fotos van a ser como él quiera. Como si quiere hacer un desnudo integral. Me da lo mismo.
Dennis regresa del baño y aparece en la habitación llevando una bata de ducha. Se la quita y aparecen unos calzoncillos blancos. La pregunta de Loren queda respondida. Ya le he sacado fotos antes a Dennis. Él está convencido de que puede convertirse en modelo y a veces me paga por unas sesiones.
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Llámame Kay
FanfictionNadie es algo al cien por cien. Nadie es malo al cien por cien, ni mucho menos bueno. Kayla Anderson parece poner en duda esa afirmación. Es sociable, inteligente, optimista, enérgica, lanzada... Siempre sonriente, siempre dispuesta a ayudar, siemp...