Louis no ha intervenido. En las primeras escenas él no aparece. Comienza a salir cuando Leila empieza a trabajar en la cafetería, así que no entiendo por qué ha venido al ensayo si sabe que sus escenas no se practicarán hoy. Se ha mantenido solitario en un asiento, como si fuera el público, observando todo. Ya se ha marchado, como el resto de la gente. El ensayo ha terminado y yo me he hecho la lenta recogiendo a propósito para quedarme a solas con Marc. Lleva carpetas, varios guiones, una bolsa y un maletín.
—¿Te ayudo con algo? —me ofrezco voluntaria cuando paso por su lado, con la intención de irme.
—Oh, no. —Niega con la cabeza, sujetando bien todas sus cosas—. Gracias, Kay... la. Kayla.
Reprimo una sonrisa. Iba a llamarme por el diminutivo de mi nombre, pero se ha arrepentido en el momento.
—Puedes llamarme Kay —aseguro, con normalidad—. La gente me llama así.
Empezamos a caminar en la misma dirección, atravesando el salón de actos. Supongo que vamos al mismo lugar: la salida. No le queda otra salvo acompañarme.
—Me sorprende que ya te sepas el papel —comenta para rellenar el silencio, pero sin mirarme bajo ninguna circunstancia. Mira al frente, al suelo, a unos papeles que lleva en las manos... pero a mí no.
—Tengo buena memoria —objeto, encogiéndome de hombros.
—Como única mejora... —comienza a hablar al cruzar la puerta del salón de actos—. Diría que subieras un poco más el volumen al hablar. En ese momento tendremos micrófonos, pero para que se escuche bien por ahora.
Caminamos por los pasillos del instituto, vacíos y silenciosos, y vamos hacia la puerta de salida.
—Genial, podré hacerlo —aseguro.
Ya estamos fuera y se dirige a la zona de aparcamientos de los profesores. Nuestro pequeño paseo está a punto de terminar. ¿Debería despedirme ya? ¿Debería decir algo más? ¿Debería seguir caminando a su lado? ¿Pensará que soy una pesada? Quizá me estoy pasando. Siempre estoy detrás de él. No creo que sea tonto. Sabe lo que pasa. Sabe por qué aprovecho la mínima oportunidad para acercarme.
—Bueno, hasta mañana —salto de pronto, decidiendo que ya ha sido suficiente por hoy.
Él se para junto a un coche y abre el maletero para meter todo lo que lleva encima. Como me da la espalda por un instante, no puedo evitar bajar la vista hasta su culo. En fin. Sé que es imposible. Sé que esto que hago no va a llevar a ninguna parte. Viendo cómo se apartó de mí antes, sobre el escenario... No tengo posibilidades. Esto es como cuando tienes novio, pero le mandas mensajes a tu celebrity crush. No es real. Es como ligar con la pared. No habrá una respuesta, ni siquiera un visto. Es pura ficción. Lo mismo ocurre con Marc. Marc es como mi celebrity crush.
—Hasta mañana, Kay —se despide cuando termina de cargar el maletero. Baja la puerta, cierra con un golpecito y resopla en mi dirección—. ¿Te vas andando?
Es la primera vez que me mira en todo el camino. Le sonrío un poco.
—¿Quieres que te...?
Y su pregunta queda a medio formular. Se ha lanzado a proponerme algo y en mitad de la oración se ha arrepentido. ¿Quieres que te...? ¿Que me lleve? ¿Que si quiero que me lleve a casa en su coche? ¿Eso era lo que iba a preguntar? Es muy probable. Tenía la intención de proponerlo, sin embargo, al escucharse a sí mismo en voz alta le pareció inapropiado.
Noto la incomodidad en sus ojos azules, en cómo desvía la vista, y también en sus manos inquietas que van hacia su pelo. Esas onditas castañas.
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Llámame Kay
FanfictionNadie es algo al cien por cien. Nadie es malo al cien por cien, ni mucho menos bueno. Kayla Anderson parece poner en duda esa afirmación. Es sociable, inteligente, optimista, enérgica, lanzada... Siempre sonriente, siempre dispuesta a ayudar, siemp...