Llámame Kay

44. Que te diviertas

Los alumnos de último curso cada vez notamos más la tensión en el ambiente. Los preparativos de la graduación y el viaje están en marcha, ya que apenas quedan unas semanas para que llegue el momento. Estamos entrando en la época de los exámenes finales y todo el mundo parece más irritable que de costumbre. Todo el mundo menos nosotras tres que no contamos con ninguna preocupación por la universidad. Sentadas en un banco en el pasillo, observando a los estudiantes yendo de un lado a otro. La otra clase debe tener examen porque muchos de ellos sujetan papeles y los leen mientras andan. Nosotros ahora tenemos clase de mates, pero corre el rumor de que el profesor no ha venido o llegará tarde. Ben, el conserje, nos pide que vayamos a la cafetería mientras para no permanecer en el pasillo.

Ocupamos una de las mesas y ellas se ponen a hablar del viaje del fin de curso. Yo no hablo, solo finjo escuchar cuando lo que realmente hago es echar un vistazo hacia la mesa de Louis, Yael y Eiden. Louis está de espaldas hacia nosotras, por lo que no puede verme. No hemos hablado más desde la última vez que básicamente le mandé a la mierda. O nos mandamos a la mierda mutuamente. Ya no más castigo juntos, no más salidas nocturnas, no más mensajes, no más besos en la biblioteca... ¿Cómo es posible que algo pueda cambiar tanto en un instante? Es gilipollas. Es su culpa. Él se enfadó conmigo por literalmente saludar a Theo. ¿Me gusta Theo? Pues claro, desde hace bastante tiempo, pero también me gusta él... ¿No me pueden gustar dos personas? Él y yo ni siquiera estábamos "saliendo"... No sé cómo denominar lo que estábamos haciendo, pero a mí me gustaba. No era solo una cuestión física, como en el caso de Theo. Iba un poco más allá. Nuestras conversaciones bajo las estrellas... Eran... algo. No lo sé.

Ben aparece minutos después para anunciarnos de que Mark, con K, estaba en una reunión y por eso no había aparecido. Ahora ya ha terminado y todos subimos al aula. Súper yayyy... Una clase de matemáticas y para casa.

***

Por la tarde, hablo con mis amigas por el grupo de WhatsApp y quedamos para dar una vuelta e ir a comernos unos gofres en una cafetería nueva que han puesto en la plaza. Me cambio de ropa, eligiendo una falda y un top del mismo tono rosa pastel y unas zapatillas deportivas. Retoco el colorete y el brillo de labios y cojo mi bolso para salir. 

Cierro la puerta detrás de mí y me encuentro a Salma de frente en su ventana. Me mira con una sonrisita traviesa, como si ella supiera algo que yo no. Arrugo el entrecejo y sigo su mirada para averiguar qué es tan interesante. Enseguida descubro que dos personas se acercan por la acera. Una de ellas es Louis, la otra es... una chica que no conozco. Se me tensa el cuerpo.

La chica rubia de pelo rizado camina a su lado, conversando. Él la escucha y aporta algo a su comentario. Sigo paralizada en la puerta de mi casa, esperando a que pasen por delante de mí.

Louis nota mi presencia y levanta la mirada. Se limita a sonreír sin muchas ganas y sigue de largo. Siguen de largo, los dos, hasta su casa.

Me fijo en el cuerpo de la chica, que lo cubre unos vaqueros apretados y una blusa blanca veraniega. También me fijo en su cara. Me fijo en absolutamente todo. ¿Quién es esa chica? No es del instituto, tampoco de la zona... Siento que no la he visto nunca y al mismo tiempo que sí me suena de algo. Es guapa. Un poco sosa vistiendo, pero guapa.

Aprieto la mandíbula cuando ambos atraviesan la puerta de la casa de Louis y desaparecen de mi vista.

¿¿¿¿¿¿¿¿Perdona????????

¡¡¡¡¡¡¡¡Perdona!!!!!!!!

Me meto en casa otra vez y corro hacia mi habitación. Tiro de la cortina y asomo la cabeza para ver hacia su ventana. ¡Les veo! La chica está de espaldas así que solo percibo rizos rubios, pero él mira en esta dirección. Están hablando hasta que él me ve y le hace un gesto con el dedo como para que espere un momento. Se acerca a la ventana, sin quitar sus ojos de los míos en ningún momento.