Por la noche le escribo a Loren porque el grupo lleva todo el día callado, pero no hay respuesta. Al recordar la desilusión de Loren tras mis palabras, se me encoge el corazón. Lo de Loren y Dennis nunca será más que una amistad y ahora que lo sabe con seguridad, debe ser más duro todavía. Decido no insistir más con los mensajes. Quizá no necesita hablar con nadie todavía. Quizá lo mejor para ella en este momento es permanecer en silencio.
Salgo de mi habitación solo cuando mamá lila me avisa para cenar. Llevo toda la tarde metida en estas cuatro paredes, primero acostada en la cama y arrepintiéndome de haberme liado con Marc otra vez... luego estudiando y preparando unos trabajos para entregar en las taquillas mañana. No me he permitido pensar en otras cosas.
En la cocina, somos uno más. Joan cena con nosotros, lo que me parece totalmente oportuno. Ironía. Intento que no sea incómodo, intento que sea como siempre. A veces compartimos alguna mirada mientras masticamos las hamburguesas que han pedido, pero poco más.
Cuando todos terminan, me quedo más tiempo a propósito para estar a solas con él. Tal vez lo mejor sea hablar del tema. Observo cómo recoge las servilletas de la mesa, las tira a la basura y se lava las manos. Coge el paño para secarse y me mira mientras, sabiendo que se avecina la conversación incómoda.
—Lo siento —es lo primero que le digo porque una parte de mí se siente culpable. Me aproveché de la situación. No debí hacerlo. Se supone que le gusto y no era mi intención darle un mensaje equivocado ni que se creara unas expectativas...
—¿Lo sientes? —Se le escapa una sonrisa—. No lo sientas. Si algún día quieres darme otro adelanto de esos...
Trato de no sonreír.
—Joan... —empiezo, más seria.
—Lo sé, lo sé. —Suelta el paño y se mete las manos en los bolsillos—. Tú ahora no quieres nada conmigo por mi edad y porque estás medio enrollada con tu vecino. Lo entiendo y no pasa nada.
Que estoy ¿qué?
—Sé que no vamos a tener nada más allá de eso, al menos por el momento... —Se apoya contra la encimera, encogiéndose de hombros.
—¿No estás molesto? —pregunto, con cautela.
—Más bien, bendecido —bromea—. Me conformo, ¿sabes? Tengo fe en el futuro.
Hago una bola con el papel de aluminio que envolvía la hamburguesa y se la lanzo. Antes de que pueda chocar contra su cara, la atrapa.
—Buenos reflejos, como siempre —comento, sonriéndole.
***
En el instituto Loren finge normalidad. Anais y yo le preguntamos por su estado y ella insiste en que no pasa nada. Que se llevó un chasco porque le ha gustado Dennis desde hace mucho, pero que lo superará. Ella siempre tan positiva... aunque sus sonrisas oculten mucha tristeza.
En el rato del descanso la dejo sola con Anais y me voy por los pasillos a hacer las entregas. Mientras busco la taquilla de Adara, del club de atletismo, y de Nils, de la banda de música, me doy cuenta de que echo de menos la energía que tenía hace unos meses. Ahora me pesan ciertas cosas sobre los hombros y ni siquiera ganar dinero procedente de los estudiantes más vagos me motiva. En cualquier caso, deslizo los folios por la rendija y me doy la vuelta.
—¿Mucho trabajo? —la voz de Claudia inunda el vacío pasillo. La que me faltaba... ¿Es que me persigue?
—Sí, bastante —murmuro por lo bajo y sigo andando, ignorando su melena negra y sus pestañas oscuras.
—¿Cómo te lo pasaste ayer por la tarde?
Su pregunta me deja un poco confusa. ¿Qué pasó ayer por la tarde? No recuerdo haberla visto en ningún sitio...
ESTÁS LEYENDO
Llámame Kay
FanfictionNadie es algo al cien por cien. Nadie es malo al cien por cien, ni mucho menos bueno. Kayla Anderson parece poner en duda esa afirmación. Es sociable, inteligente, optimista, enérgica, lanzada... Siempre sonriente, siempre dispuesta a ayudar, siemp...