11.17 El último ataque del ciborg

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Barcelona

Actualidad

El invierno en Barcelona siempre ha sido frío aunque mucho más llevadero de lo que podría resultar en cualquier ciudad de Japón, aunque en Japón siempre representa el inicio de las competiciones de invierno mientras que en Barcelona todo lo contrario, el frío siempre trae consigo el final de la temporada, y en este caso, el trimestre en el instituto Barcelona.

En la última clase del día Irene da un último repaso a su libro de historia, sus ojos verdes miran de arriba abajo cada nota que ha apuntado en los cantos del libro hasta llegar a la última página donde encuentra una nota escrita con una letra que no es suya.

- ¿Axel? – se pregunto así mismo en voz baja.

- ¿Has dicho Axel? – le preguntó una compañera que se sentaba a su lado - ¿El que se marcho a Japón? Bueno, ¿Que también venia de allí pero que nació en no sé dónde?

Irene asintió con la cabeza antes de comenzar a leer la nota.

- ¿Estabas colada por él verdad? – le preguntó su amiga.

- Noooo – se apresuró en negar Irene – bueno, un poco, sobre todo después de hablar con él.

- ¿Y que pone? –

- ¿Me dejas leerla?

Irene se extraño mucho de encontrarse esa nota de Axel, ¿Cuánto tiempo había pasado ya?, ¿Medio año tal vez?, no leyó la nota, cerro el libro y esperó a llegar al cobijo de su habitación.

Ya por la tarde, una vez en su habitación y sentada en su escritorio paso su mano por encima de esas pocas palabras que le había escrito Axel hace meses, como si de una carta escrita desde el pasado le acabara de llegar y sonrojada la leyó.

- No tienes porque darme las gracias – susurró ella – tu solo te diste cuenta de que ya no te gustaba el baloncesto, o no lo suficiente como para seguir sacrificándote por él, solo lamento que esto no me lo hayas dicho en su momento.

Tokio – Pabellón nacional

Axel

Me sequé el sudor de la frente, el corazón me latía de forma extraña y el cuerpo por completo ya me daba señales de que no quería continuar luchando, no solo eso, me costaba respirar y el sabor a oxido y sangre en la boca era ya insoportable.

Mi equipo parecía estar en la misma situación o peor, Yuu ya no podía con sus piernas, Carlos estaba agotado de enfrentarse a Kotaro y a Nebuya a la vez y Kai estaba desesperado con Reo y sus triples.

- Hemos jugado bien – dijo Kai antes de que pudiéramos sacar la última vez – no tenemos nada que reprocharnos.

- ¿Damos ya la mano? – comento Yuu – ya no podemos hacer nada más.

Carlos que no había subido al ataque escucho las palabras de nuestro capitán y sub capitán con resignación, pero le basto un suspiró para cambiar su expresión.

- Yo estoy orgulloso de este partido aunque vayamos a perder – dijo Carlos – tengo que admitir que ese pelirrojo ahora mismo, podría formar parte de los mejores jugadores junior del mundo.

- ¿Axel, que piensas? – me preguntó Kai, como si se le hubiese olvidado que el partido aún no había terminado.

Me dolía todo el cuerpo, si, quizás estuve a punto de ¿suicidarme? Por no tomarme las patillas para el corazón, pero lo que más me dolía era el orgullo.

Inspiré aire profundamente y luego lo dejé salir poco a poco.

- Última jugada chicos, dejemos el liston de los cuervos lo más alto posible – les dije y mire a Kai para que sacara rápido el balón.

El baloncesto de la generación de los milagros - segunda temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora