10.10 Fiesta de navidad - Segunda parte

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En el centro de la ciudad

Axel

- Se llama Alex, como mi nombre pero con las letras cambiadas – le dije prácticamente improvisando – aunque es pésimo jugando al baloncesto.

Caminaba junto a Hitoka por la calle en dirección al local donde quedamos ambos equipos para pasar la noche de navidad y no se me ocurrió mejor idea para cambiarle de tema que hablarle de uno de mis primos que vive en Barcelona.

- ¿Qué? – me preguntó confundida – Axel, ¿Te puedo hacer una pregunta?

Hitoka prácticamente ignoró mis palabras acerca de mi primo Alex, no es que fuera un lumbrera aquel chico, pero el tiempo que estuve allí me sorprendió. Pero al parecer a Hitoka no le interesaba.

Asentí con la cabeza.

- ¿Por qué siempre pareces estar contento y a la vez... - Hitoka pensó antes de seguir, se lo pensó muy bien antes de terminar de hacer la pregunta – y a la vez parece que escondes tus sentimientos?

La pregunta de Hitoka me sorprendió al principio, pero aunque pareciera difícil de responder solo necesitaba fijarme en cómo ella me hace sentir y la sonrisa que soy incapaz de disimular cada vez que la veo.

- No siempre estoy contento – le dije a la vez que daba un par de zancadas largas para ponerme delante de ella y mirarle a los ojos.

Para ser el centro de la ciudad había poca gente por la calle, seguramente el frío, las fechas y la hora invitaba a estar poco tiempo fuera de casa, o darse prisa en llegar a un local como era nuestro caso, pero la cuestión era que ella y yo prácticamente estábamos solos en la calle.

El día de navidad, cubierto por el manto de la noche y solo iluminados por la tenue luz de una farola, estaba dispuesto a confesarle todo lo que sentía a Hitoka, estaba listo para coger su corazón entre mis manos o desaparecer de su vida sin dejar rastro.

- No siempre estoy contento – repetí al ser interrumpido por los gritos de algunos de nuestros compañeros "¿Justo ahora? – pero me vez siempre contento, porque me pongo así cuando te veo.

- Ee... ¿eeee?... ¿Qué?

- Y ya que estamos haciendo preguntas directas – le dije para aprovechar la situación, era ahora o nunca.

- ¡Yachi!, ¡Estamos aquí! – escuché que gritaba alguien.

"Quizás no es el momento", "¿Qué importa?"

- ¿Yo te gusto Hitoka? – le pregunté directamente.

Sus ojos se abrieron como nunca, con las pupilas dilatadas hasta el punto de que no se le veía casi su iris, ese detalle no dejaba espacio a la duda de que le sorprendí con esa pregunta.

En ese momento sentí una mano en mi hombro, una mano grande me apretó el hombro.

- Estamos allí delante – me dijo Kai desde atrás mío.

Me entraron ganas de gritarles a todos ellos por como nos interrumpían, a los de mi equipo y a los ruidosos del equipo de vóley, sobre todo a ese que se rapa la cabeza que no paro de llamar a Hitoka desde que la vio. ¿Es que acaso no respetan la intimidad de dos personas que caminan solas?

- Si, lo sé – le dije a Kai poniéndome la mano en la nunca y haciéndome el tonto – te aseguro que ya os escuchamos.

- ¡Wou! – exclamó Kai al ver a Hitoka – no dijiste nada de que vendrías acompañado.

El baloncesto de la generación de los milagros - segunda temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora