8.1 Una mirada lo cambia todo

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¡¡Muy buenas a tod@s!!

Después de siete largos meses vuelvo a estar con vosotros y al fin os puedo traer un nuevo capitulo de esta historia, pero antes que nada explicaros porque.

He estado más que ausente por WATTPAD por temas laborales y además, tengo que ser sincero, porque he estado trabajando en otras publicaciones que espero pronto poder compartir con todos vosotr@s, por lo que en poco tiempo, tendréis muchas noticias sobre mí, mis nuevas historias y otros muchos personajes.

Aclarado esto, espero que os guste esta nueva entrega y que la disfrutéis leyendo tanto como yo escribiéndola.

***

Axel en la actualidad

Después de dos horas largas de entrenamiento, Kai nos llamó a todos al círculo central dando por acabado el entrenamiento, este había sido tan duro que me acerque al resto jadeando y completamente sudado, y no era el único que estaba sudando a chorros y con la lengua fuera, por lo visto Kai lo había hecho especialmente duro para darnos la bienvenida al equipo a Carlos y a mí.

Los ciento veinte minutos de entreno fueron una locura, corrimos de un lado para otro sin parar, entrando, tirando y clavando el balón en la canasta, subiendo y bajando escaleras, y cuando parecía que la emoción de Kai por hacer insufrible el entrenamiento disminuía, le bastaba con ver a Carlos sin signos de agotamiento para que nos ordenara hacer alguna vuelta en sprint por fuera del gimnasio.

Pero al fin acababa ese infierno, los catorce integrantes del equipo estábamos reunido alrededor del círculo central y nos podíamos ver las caras, a cual más cansado de nosotros estaba.

- Será difícil adaptar los entrenos a un tipo como tú – dijo Kai dirigiéndose a Carlos - ¿eres alguna especie de demonio gélido salido de un infierno helado? – dijo Kai con cierta antipatía haciendo referencia a los ojos azules de Carlos

De todos nosotros, el único que parecía no estar cansado, que aún guardaba la compostura y que no parecía se le saldrían los pulmones por la boca, era Carlos, y aunque Kai le acababa de decir algo parecido a una provocación mi amigo no se inmuto lo más mínimo.

- No sé porque lo dices, tenéis un gran nivel físico– dijo Carlos mientras levantaba los brazos para iniciar el estiramiento por su cuenta – pero recordar que solo correr no sirve en la pista.

Durante unos segundos se hizo el silencio en el gimnasio, todos mirábamos atónitos el cambio de actitud de Kai tras comprobar que Carlos no estaba cansado después de su brutal entrenamiento, pero a mi parecer, lo que más le molestaba era que no caía en sus provocaciones.

El ambiente aquí dentro cambio, el aire pareció volverse pesado y yo sentía como los egos de mis dos amigos estaban colisionando como dos trenes de mercancías desbocados.

- ¿puedo comentar un aspecto técnico de la situación? – pregunte mientras levantaba la mano para llamar la atención de todos he intentado desviar la atención.

Tras mi interrupción, pareció que todos volvieron a respirar después de estar aguantado la respiración para no agregar más tensión al ambiente.

- No es necesario que intentes agotar a Carlos – le dije al capitán intentando no ahogarme – tenemos ante nosotros a un verdadero portento físico y haciendo esto solo conseguiremos hacernos daño a nosotros mismos

Kai miró fijamente a Carlos que continuaba estirando sin prestarnos mucha atención a lo que decíamos, aunque seguramente era porque no entendía ni una palabra de nuestro japonés.

El baloncesto de la generación de los milagros - segunda temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora