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Eran las nueve y media de la mañana, cuando la puerta de su habitación se abrió.

- Styles, levántate y sigueme- le indicó un enfermero.

" Por fin me van a sacar de este infierno" - pensó el rizado para sus adentros.

Se incorporó y, como le habían indicado, Harry siguió al enfermero. Salió a un pasillo largo , con grandes puertas a los laterales, exactamente igual que la suya. Las paredes seguían siendo blancas, cosa que al chico le provocaba ansiedad.

Recordaba cuando de pequeño iba al médico o al dentista y todo era extremadamente blanco. Siempre salía de las consultas quejándose de eso.

Su padre le había explicado que aquello lo hacían para dar una imagen de limpieza y para tranquilizar al paciente, pero a él lo único que le causaba eran ganas de salir de allí.

Siguieron caminando y salieron de aquella unidad, tras pasar una enorme puerta acristalada.

-Esta es tu unidad ahora. Saldrás acompañado de un enfermero, por motivos urgentes o para salir al comedor, donde desayunais y almorzais. Te acompañaré a tu habitación, donde ya se te ha asignado un compañero. Espero que tu estancia aquí sea lo más amena posible. Y, si quieres un consejo, intenta no meterte en líos- le explicó el enfermero.

- Perfecto- respondió, sarcástico-¿ No puedo tener una habitación para mí solo?

- Styles, esto no es un hotel- dicho esto, guío a Harry hasta la habitación número 10.

El enfermero abrió la puerta de la habitación y le hizo un gesto al rizado, para que entrase en ella.

- Compórtate y sé amable- fue lo último que dijo, antes de darse media vuelta y cerrar la puerta.

- Más te vale ser un buen compañero y no molestarme- fueron las primeras palabras que le dirigió al chico rubio que había tendido en la litera de abajo.

- Creí oír que te dijeron que te comportas bien- respondió- Por cierto, me llamo Niall-

- ¿Niall qué ? -

- Horan-

-¿Irlandés?

- Salido de Mullingar, exacto. Tu eres Styles, ¿verdad?- preguntó.

- ¿ Cómo lo sabes?-

- Aquí corren las noticias como la pólvora amigo-

- No soy tu amigo- dijo Harry, seco.

- Eso ya lo veremos, Styles-

Dicho esto, Niall se dio media vuelta y se dispuso a echarse una siesta.

Harry le imitó, subiendo a la litera de arriba y acomodándose. Logró conciliar el sueño pronto, ha que no había podido descansar la noche anterior.

Niall era un chico rubio, de preciosos ojos azules y estatura media. Era el típico chico que intentaba sacar una sonrisa a todo el mundo; el problema era que nadie se la sacaba a él .

El irlandés fue ingresado en la clínica dos años atrás, el mismo día que su hermano fue arrestado por el asesinato de su madre.

Niall había vivido en un ambiente medianamente normal. Su hermano siempre se había mostrado frío e indiferente frente al afecto de los demás, pero nunca le dieron mayor importancia.

Hasta que un día, su madre y Greg habían tenido una fuerte discusión. Niall no era capaz de recordar el motivo de la misma, pero si podía recordar con detalle lo destrozada que quedó su madre tras ella.

Su hermano había huido. No habían sabido nada de él desde hacía semanas y su madre, cada día que pasaba, se culpaba, más de la situación.

Niall intentaba animarla, pero parecía que eso no servía de nada. Además, la indiferencia de su padre no ayudaba en nada. Esa era su manera de sobrellevarlo.

Aun así, la vida transcurría y las cosas no mejoraban. Niall empezó a bajar las notas en el instituto y a dejar de lado a sus amistades.

Su madre entró en algún tipo de depresión , en la que no le importaba absolutamente ningún aspecto de su vida.

Rara vez hablaba y lo único que decía eran cosas referentes a Greg y a su esperado regreso.

Y éste llegó, pero no de la manera en la que esperaban .

Una noche, alguien tocó a la puerta. Niall fue a abrir y se encontró con un empapado Greg, por la lluvia.

Un Niall, todavía en shock, le dejó entrar y cerró la puerta tras de sí.

Cuando su madre reconoció el rostro de su hijo, se lanzó a sus brazos y lloró hasta que no le quedaron lágrimas.

El rubio y su padre observaban la escena, con una mezcla de sentimientos, entre alegría, rabia y nostalgia.

En el momento en el que su madre logró tranquilizarse , Greg fue a darse una ducha. Se le veía diferente, pero nadie le quiso dar más importancia.

Aunque sí que la tenía.

A la mañana siguiente , Greg ya no estaba y lo único que dejó fue un cadáver en el suelo de la cocina.

La policía determinó el suceso como un asesinato y Greg Horan era el principal sospechoso.

A los cuatro días , fue encontrado en un callejón del barrio marginal de la ciudad.

Fue arrestado y condenado a veinticinco años de cárcel.

Durante los días que se le estuvo buscando, Niall sufrió varios ataques de pánico, pero ninguno como el que tuvo cuando el juez dictaminó la sentencia y vio a su hermano ser sacado del juzgado por la policía.

Tras el incidente, su padre decidió internarlo en una clínica psiquiátrica. Le habían hablado muy bien de una , que se encontraba en las afueras de la ciudad de Bradford.

Y así lo hizo. Al día siguiente Niall viajaba hacia Bradford.

Llegaba ingresado allí dos años y aquella gente se había convertido prácticamente en su familia.

Llegaba ingresado allí dos años y aquella gente se había convertido prácticamente en su familia

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Clínica Cowell [ls]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora