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LOUIS POV .

- Buenos días Louis, toma asiento. ¿ Quieres un vaso de agua?- le ofreció al chico.

- Gracias doctor Brown, pero no hace falta- dije, mientras me sentaba.

- De acuerdo. ¿ Qué tal han ido los días en los que no nos hemos visto ?-

- Por una parte bien, por otra no tanto- contesté.

- ¿ Me puedes explicar el porqué de cada parte ?-

Asentí y decidí hablar con total sinceridad.

- La parte buena es la relación que llevo con el resto de residentes. Estoy dentro de un grupo de ¿ amigos, conocidos? Realmente no lo sé con exactitud, pero me siento bien cuando estoy con ellos. Cada vez consigo hablar más con mi compañero de habitación, Luke y eso me reconforta en mayor o menor medida. Además, hay un chico. Se llama Harry y, al principio, no quería hablar ni relacionarse con nadie pero, cada vez más, va hablando con los demás. El otro día, por ejemplo, me pidió que me quedase con él por la mañana, mientras los demás estaban jugando y me sentí realmente bien hablando con él. Por el otro lado, cada día me siento más débil físicamente. Se me cae el pelo, tengo ojeras y la piel pálida, me mareo con mucha facilidad... Me siento mal y, lo peor de esto, es que soy el responsable de todo lo que me está pasando.-

- Entiendo. Aunque Louis, personalmente, no creo que la culpa sea tuya. Tus circunstancias sí.-

- Puede pero, ¿ quién es el que se droga, el qué decide empezar a consumir ? Yo y solo yo. -

- Mira, te voy a poner un ejemplo. Imagínate que naces en una familia pobre. Tu madre murió y tu padre es alcohólico, por lo que nadie le contrata. No tenéis ningún tipo de ingresos. Tú, frente a estas circunstancias, decides prostituirte para conseguir algo de dinero. A raíz de esto, un grupo de mafiosos te prostituye y te denigran, tanto física como psicológicamente. ¿ La culpa es tuya o del infierno que estás pasando?-

- Bueno, en ese caso no. Necesitaría dinero y es la única forma factible de conseguirlo. No me queda otra alternativa, no como en la vida real, que sí había - dije, no muy seguro de si tenía la razón.

- Es verdad, tenías otra alternativa. El suicidio. Louis, la única forma de evadirte de tu infierno personal era a través de las drogas, ninguna más. No trates de buscar culpable, porque no lo hay. - me explicó, con sinceridad.

Me quedé pensativo durante un rato. Quizás tenía razón y la culpa no era mía, pero me costaba entenderlo. Yo fui quién decidió esnifar cocaína la primera vez, nadie más. Que a lo mejor había sido empujado a ello, probablemente. Pero hay gente que sufre las mismas circunstancias en las que yo estaba y resisten, sin caer en ninguna adicción. La diferencia entre ellos y yo era que ellos eran valientes para afrontar su vida, yo no lo era, en absoluto.

- Louis, estás siguiendo el tratamiento médico,¿ verdad ?-

- Sí, me tomo las pastillas que me dan dos veces al día, pero no siento que estén dando resultados. Sé que esto tampoco es un proceso rápido, pero mi mente va a más velocidad que el resto de mi cuerpo. Es lo que me fastidia realmente.-

- De acuerdo. Lo único que puedo aconsejarte sobre esto es que te des tiempo. Es normal, sentirte frustrado, impotente, cansado, pero tu voluntad tiene que ser mayor que todo esto. Tienes ganas de mejorar, lo sé, se te ve en los ojos. Solo no te rindas, sé que la vida puede ser difícil a veces, que sientes que no eres suficiente, que te sientes vacío, pero el sol siempre vuelve a salir y el mundo sigue girando a nuestro alrededor. Busca tu ancla, la que te ate a este mundo y la que haga que no te quieras ir. Encuentra tu brújula, la que te guíe cuando estés perdido, la que te regrese a donde perteneces. - me aconsejó.

Quizás tenía razón, debía buscar a alguien que me hiciese sentir bien, que me apoyase y, sobre todo, me entendiese. A mi mente vino una fugaz imagen de un chico de cabello rizado. ¿ Cómo era posible que, en tan poco tiempo, hubiese notado una conexión con él ? Debía ser la necesidad de tener a alguien, por el trauma supongo. No creo que llegase a nada más que un buen compañero.

- Louis, no quiero que te sientas forzado a nada, pero me gustaría que hoy hablásemos , un poco en profundidad, sobre tu drogodependencia y lo que eso afectó a tu estilo de vida-

- No te preocupes, me siento del todo incómodo hablando de ello.-

- De acuerdo. Ya sabemos objetivamente cómo empezó todo esto. Pero me gustaría que me lo contases desde un punto de vista subjetivo, hablando sobre tus sentimientos.-

- Claro. Era como una marea de sentimientos. Euforia, miedo, alivio, desconcierto. Realmente no sabía como debía sentirme. Feliz, porque había encontrado algo que me hiciese sentir bien; triste, porque lo encontré en la droga; indiferente, porque no tenía ganas de nada, simplemente sobrevivir; enfadado, porque me sentía empujado a hacerlo por parte de mi entorno más cercano. Estaba realmente confundido.- expliqué, haciendo memoria. Era difícil recordar algo que había intentado olvidar.

- Es totalmente normal sentirse así las primeras veces, he tenido a muchos pacientes como tú antes. De hecho hay varios que siguen aquí todavía-

- ¿ Sí ?-

- Sí, de hecho, estamos pesando en hacer una terapia en grupo, con los drogodependientes de este ala. ¿ Querrías unirte ?-

Me quedé un momento pensándolo. Podría ser una oportunidad para hacer amigos y, sobre todo, para sentirme comprendido. Era lo que realmente necesitaba en aquellos momentos, por lo que terminé aceptando.

- Y dime, ¿ esos sentimientos se prolongaron mucho en el tiempo, minimizaron, empeoraron, cambiaron? Cuéntame.-

- Ese mismo desconcierto se prolongó durante el primer año. Yo no consumía tanto y seguía siendo reacio a engancharme. Después las cosas empeoraron, la relación con mi familia se destruyó completamente y me di cuenta de que no me quedaba otra alternativa. El miedo siempre ha estado ahí, acechando, pero lo intentaba reprimir a cualquier coste. Era como un círculo vicioso, una espiral. Me sentía mal, pensaba en drogarme, me daba miedo y ansiedad el tener esos pensamientos, me drogaba para acabar con esa ansiedad, se me pasaba el efecto y me volvía a sentir mal, por lo que empezaba otra vez. Era una tortura, excepto el tiempo en el que estaba colocado, por lo que aumenté tanto el tiempo, como las dosis. Estaba atrapado y no tenía a nadie que me salvase.-

- ¿ Nadie ?-

- Había una chica. Se llamaba Taylor y era mi mejor amiga. Ella también era drogadicta, por lo que no me podía ayudar a dejarlo, pero si a minimizarlo, ya que el tiempo que pasaba con ella me sentía bien, verdaderamente feliz. Con el tiempo, llegué a depender de su compañía, lo que terminó destrozándome. Murió de una sobredosis. No pudieron hacer nada.-

- Lo siento mucho Louis, sé que pérdidas como éstas pueden ser tremendamente dolorosas. Si no te incomoda mucho, ¿ cómo te tomaste esta pérdida? -

- Siendo sincero, muy mal. Me di cuenta que aparte de Tay, no tenía a nadie más que me apoyase, que me hiciese sentir mejor, que me quisiese. Dolía. Mucho. Me estaba destrozando internamente. Simplemente no quería seguir, no quería comer, no quería levantarme de la cama, no quería estudiar. No quería seguir con mi vida, porque ella no estaba en ella. Me faltaba, cómo has dicho antes, un ancla.-

- ¿ Y con las drogas ? -

- Empezé a consumir más. Ya me daba igual lo que fuese, me daba igual si lo había que fumar, esnifar o pinchar. Simplemente quería dejar de pensar, de sufrir. Quería apagar el dolor. - expliqué, con lágrimas en los ojos.

- De acuerdo Louis. Creo que por hoy es suficiente. Ya hablaremos de esto en la siguiente sesión.-

Le dediqué una sonrisa y salí de la habitación.

Clínica Cowell [ls]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora