28

900 95 34
                                    

Tras el rato que pasaron en el patio, llegó la hora del almuerzo. Tenían que tener en cuenta que mucha gente que se encontraba ingresada allí tenían problemas alimenticios, por lo que las horas de las comidas no eran siempre fáciles. 

Como era lógico, los enfermeros hacían todo lo posible para que aquellos pacientes fuesen capaces de terminarse el plato, pero no siempre lo conseguían. Y la cosa se complicaba cuando aquellos pacientes eran violentos. Algunos se negaban a comer y eran los mismos trabajadores los que se tenían que sentar frente al enfermo y darle de comer. Les escupían, les tiraban la comida a la cara, tiraban la bandeja al suelo... Era prácticamente imposible que se alimentasen de una forma usual, por lo que tenían que recurrir a otros métodos. El más común era sedarles y llevarlos a la enfermería, donde posteriormente le ponían una vía y le suministraban suero con los distintos nutrientes que necesitaban . No era una tarea fácil, pero sí necesaria. 

Cada uno se sentó en su sitio, esperando a su respectiva bandeja, que no tardaron más de cinco minutos en llegar. 

- Todavía recuerdo cuando llegué y me pillaron vomitando la comida por primera vez. ¿ te acuerdas Josh?- comentó Shawn.

- Como para no recordarlo. Yo todavía estaba en una fase aguda con la anorexia y coincidíamos ambos en enfermería, para el suero y esas mierdas.-

- Vaya. Y también estaba Luke. Siempre en silencio y con cara de pocos amigos.-

- Pobre. Lo llevó todo muy mal al principio y se le notaba mucho físicamente. Ahora no está bien, pero no está en el punto en el que llegó. Va mejorando poco a poco.-

- Hablando de Luke, ¿cómo está?- preguntó Liam- Louis, ¿ sabes algo de Luke?- exclamó, haciéndose oídos en la mesa contigua.

- No lo sé. Ahora después voy a preguntar si puedo ir a verle o, por lo menos, que me digan que le pasa.-

Y eso hizo. Al terminar de almorzar, se acercó a un enfermero y le preguntó si estaban permitidas las visitas a la enfermería. 

- Solo en casos excepcionales- 

- Era, principalmente, para ver como estaba mi compañero. Esta mañana se lo llevaron, tras vomitar y quejarse de dolores y no me han dicho nada más.-

- Si quieres, dame el nombre del residente y voy a preguntar por él. Si me encuentro algún compañero sin guardia, puedo pedirle que te acompañe y se quede durante un rato, pero no sé si será posible.-

- Gracias, no se preocupe. Luke Hemmings, así se llama.-

- De acuerdo. Sal con los demás y en un rato vendré y ya te diré-

- Vale, gracias de nuevo-

Tras esto, se despidió de él y siguió a los chicos hacia fuera. El ojiazul esperaba y deseaba con todas sus fuerzas que Luke estuviera bien. No llevaba mucho tiempo allí, pero sí el suficiente para cogerle cariño al chico. 

Y aquel sentimiento no era aislado. La gente se daba cuenta que , en aquel lugar, todos entablaban relación con los demás con mucha más rapidez que fuera de aquel ambiente. Se tenían cariño los unos a los otros, realmente era así. 

Habían sido múltiples las despedidas llorosas que se habían presenciado allí. Porque sabían , con casi total seguridad, que no se volverían a ver. Y vínculos como los que se formaban allí dentro, no se encontraban en ningún otro sitio. El por qué es bastante simple, si se para a pensar bien. Hacerte amigo de un compañero de clase, con una vida normal, sin ningún tipo de problema, más allá del que una persona de clase media o media-alta con una salud mental buena pueda tener. Pero cogerle cariño a una persona esquizofrénica con episodios depresivos o a un alcohólico con bipolaridad, no es nada fácil y no todo el mundo tiene la suficiente fuerza para hacerlo. Pero una vez que lo hacías, no hay vuelta atrás. Ibas a formar parte del alma de esa persona, al igual que una parte de la suya formaría parte de ti. 

Clínica Cowell [ls]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora