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- Zayn, ¿ estás mejor?- preguntó Liam, mientras se acurrucaba a su lado y le examinaba las heridas de la cara.

- Sí, ya no me duelen tanto. Puto Alex, vaya puñetazo me han metido por su puta culpa, es u malparido.- respondió el moreno, mientras depositaba un suave beso en la frente de Liam.

Zayn y Liam se conocían prácticamente de toda la vida. Ambos se habían criado en Bradford, aunque habían estudiado en diferentes colegios. Zayn vivía en la parte rica de la ciudad y Liam, en la de clase obrera. La madre del castaño empezó a trabajar para la empresa del mayor y empezó a tener una pequeña relación de amistad con su jefe. Una tarde, mientras ambos tomaban un café en un descanso, apareció Trisha con Zayn y a Karen le pareció adorable. Así que propuso que el chico conociera a Liam, y así fue. 

Se convirtieron en mejores amigos, eran prácticamente inseparables. Por las tardes, se veían en casa de Zayn para estudiar, iban juntos a los partidos de balonmano de Liam, lo hacían casi todo juntos. Sus padres se hicieron muy amigos, gracias a la relación tan estrecha de ambos y, unas vacaciones de navidad, ambas familias viajaron juntas a Londres, dónde la familia Malik tenían una casa en las afueras. Y allí fue dónde surgió el amor.

Eran un par de jóvenes, de tan solo diecisiete años, que habían sido capaces de apoyarse en el otro durante toda su vida y, entonces, fueron conscientes de lo que eso traía consigo. Amor.

Ambos jóvenes, sentados en el borde de un pequeño embarcadero a orillas del río Támesis, disfrutando del paisaje y de la presencia del otro. Liam fue el primero en lanzarse. Un río de emociones les inundó a ambos y Zayn se sorprendió siguiendo el beso de, hasta ese entonces, mejor amigo. Tras aquel beso, se dieron cuenta de que no necesitaba nada más en la vida que a ellos, su mejor amigo convertido e el amor de su vida, pero al fin y al cabo, su mejor amigo.

Tras su vuelta, no dijeron nada a sus padres, aunque o hizo falta en realidad. Esa sonrisa boba y ese brillo en los ojos de los chicos les delataban. 

Su vida se había convertido en un sueño hecho realidad, pero no siguió así por mucho tiempo.

El racismo les arrebató hasta el más mínimo ápice de felicidad. 

Era una tarde lluviosa y los señores Malik volvían dando un paseo del trabajo, hacia su casa. Era el cumpleaños de Zayn y estaban deseando llegar y darle una sorpresa a su hijo; le habían comprado una moto. Liam y el moreno siempre habían fantaseado con hacer un viaje por el país en moto y, por fin, iban a cumplir su sueño. Por desgracia, el  plan no salió como deseaban. Ambos fueron secuestrados y brutalmente asesinados por un grupo de supremacistas blancos. Ambos cuerpos fuero encontrados, varios días después, en un callejón. Los días que estuvieron perdidos, fueron totalmente agotadores y estresantes para los chicos, pero peor fue cuando se pierde la esperanza y llega la noticia.

Zayn quedó totalmente devastado. No supo como sobrellevarlo y se arrastró en un profundo y oscuro abismo, llevando consigo a su compañero de vida. Liam no supo manejar el dolor tan intenso que sufría Zayn y su salud mental también empeoró. Ambos se sumieron un una fuerte depresión, a la que no pudieron hacer frente. Los padres de Liam intentaron ayudar a Zayn lo máximo posible, acogiéndole en su casa y dándole los cuidados necesarios y, de esa manera, intentar también ayudar a su hijo . Por desgracia, no lo consiguieron.

A pesar de hacer todo lo posible por ellos, no fue suficiente para sus corazones desgastados. Y Zayn fue el primero en sufrir la consecuencias del fatal incidente. Era uno de esos días en los que el moreno pensaba que no era digno de seguir corrompiendo la vida de otros, de las personas que él quería. Podría haber sido un día usual, pero no lo fue. Ese día tomó una decisión de la que se arrepentiría eternamente. El moreno siempre guardaba un bote de pastillas bajo el colchón, como reserva, y ese día se decidió a utilizarlo.

Al cabo de unas horas, Liam regresó a casa y un grito desgarrador, que se escuchó hasta en las más recónditas zonas de la tierra, alertó a los vecinos. Cuando llegaron a socorrer al chico, no pudieron contener las lágrimas por el dolor reflejado que encontraron en el rostro del menor. Zayn fue trasladado al hospital, junto a Liam, que no se separó de él en ningún momento.

Tras el terrible incidente, los padres de Liam decidieron internarles a ambos en una clínica psiquiátrica, cerca de donde ellos vivían. La decisión no sorprendió a ninguna de los dos, que no se opusieron en ningún momento, ya que iban a estar juntos, que era lo realmente importante para ellos.

Al principio, habían tenido sesiones casi todos los días, sobre todo Liam, que seguía teniendo ataques de ansiedad de imaginar al moreno convulsionado en frente de su ojos.

Fueron mejorando poco a poco y ya solo visitaban al psicólogo dos veces al mes, pero todavía no estaban listos de afrontar la vida fuera de aquellas paredes.

En cuanto a las relaciones sociales, no lo tuvieron muy difícil. Zayn era una persona muy social, que no tenía ningún problema en intentar entablar una amistad con nadie y Liam, bueno, él seguía al moreno a todas partes, por lo que sus amigos, eran los del castaño también.

Los dos chicos llevaban ingresado un año y medio y parecía que todo seguía normal, como siempre. Pero las cosas no iban a ser tan fácil como ellos pensaban.



Clínica Cowell [ls]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora