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-¿ Luke, estás ahí?- preguntó Louis, al entrar a la habitación que compartía con el rubio.

En las escasas tres semanas que llevaba ingresado, había intercambiado escasas palabras con su compañero. Luke era un chico joven, había cumplido los veinte años hacía poco, nunca se relacionaba en exceso con el resto de residentes. De cabello claro y ojos azules , era deseado por medio módulo, aunque parece ser que eso no era su principal preocupación.

Solía recorrer el patio, leyendo un libro distinto cada día; no le importaba realmente la gente que lo miraba de reojo. Aunque no estaban en un sitio donde la gente juzgue demasiado.

- Estoy aquí- respondió.

- ¿Estás bien, te ha pasado algo, alguna herida?-

- ¿Por qué me preguntas eso?-

- Luke, la pelea de hace escasas horas. ¿ Te han hecho algo?-

- ¿Qué pelea?-

-Luke , no jodas chaval. -

-No es ninguna broma- esta vez lo dijo en un tono más preocupado.

- Hemmings, ¿ seguro que no te ha pasado nada? Ha habido una pelea con medio módulo involucrada, heridas por todos lados, enfermeros volviéndose locos corriendo de una lado a otro y tú me dices que qué pelea, ¿ qué cojones amigo?-

Luke se quedó serio, mirando a la pared, como si quisiera adivinar que era lo que estaba sucediendo exactamente tras ellas. Louis se estaba empezando a preocupar, cuando Luke, sin aviso alguno, empezó a hablar.

- Hace cuatro años, quedé en coma. Tenía una cita con una chica en Leeds, donde solía viajar. Celebraban un festival, así que decidí llevarla allí. Todo iba perfecto, tomamos unas cuantas cervezas, nada del otro mundo. O eso pensamos. A la hora de recogernos, decidí llevarla en coche hasta su casa; en el trayecto, se nos cruzó un coche y, al tener los reflejos más lentos por el alcohol, no conseguí esquivarlo. Ella murió en el acto. A mí me ingresaron en el hospital y pasé casi cinco meses en coma. Al despertar, no me acordaba absolutamente de nada y me diagnosticaron amnesia. Mis padres y yo nos mudamos a Londres, donde poder empezar una vida nueva, pero nueva no siempre significa siempre mejor. Me iban contando cosas de mi pasado poco a poco. Nunca lo llevé del todo bien, pero cuando llegó el momento de contármelo lo que le sucedió a aquella chica la noche de mi accidente, se me vino el mundo encima. Empecé a dejar de comer y desarrollé anorexia. Mis padres, al ver que no mejoraba y que empezaba a entrar en depresión, decidieron internarme aquí. De eso hace un año y medio. Las secuelas que me han quedado del accidente son pérdidas de memoria a corto plazo. Sé lo que estás pensando, efectivamente soy como Dory.-

Ambos chicos se rieron por la broma de Luke y Louis se sintió, por primera vez, a gusto con el chico. Sabía que merecía la pena seguir insistiendo y darle una oportunidad a su compañero. Se alegró por ello.

- Joder, Luke. Vaya putada, lo siento muchísimo. Tuvo que ser muy duro para ti, yo no sabría que hacer en una situación de esa dificultad. ¿Cómo puedo ayudarte con lo de la pérdida de memoria?-

- Como tal, nada. Pero si ayuda que, en el momento que se me olvide algo, como lo que ha pasado antes, simplemente me lo expliques y lo tomes como algo normal. Eso no me hace sentir tan incómodo.-

- Por supuesto, sin ningún problema.-

- Y dime, ¿tienes alguna historia que quieras contarle a tu compañero de celda?- este guiñó e hizo que ambos rieran.

- Más que alguna historia, es mí historia. Nací en una familia totalmente en contra de cualquier orientación sexual distinta a la heterosexualidad. Y yo siendo gay, no me ha ido muy bien en mi núcleo familiar. Hasta cierta edad, sufrí en las sombras, escondiendo quién realmente era y cómo me sentía por sus comentarios hirientes hacia personas como yo. Hasta que llegué a un punto en el que no pude más y empecé a tomar cualquier tipo de droga que me hiciera olvidar mi miserable vida, aunque supiese que era un arma de doble filo. Cada vez que fumaba, esnifaba o me pinchaba, una parte de mí moría en cada acto. Y, como se suele decir, después de la tormenta viene la calma, pero para mí siempre volvía a salir la tormenta. Era el momento en el que atravesaba el umbral de mi casa y me tenía que esconder tras una máscara y fingir ser alguien que odiaba ser. Pero un día me harté y tuve la, no tan genial idea, de salir del armario. Ya te puedes imaginar el puto drama que se montó en mi casa; mis hermanas aterradas, mi padre totalmente fuera de sí y, mi madre, echándome de casa, porque un hijo suyo no sería así. Creo que eso fue lo que realmente me destrozó como persona, que tu propia madre te negase como su hijo. Ese día no sé si recibí más heridas físicas o emocionales, lo único que sé con certeza es que ese día dio comienzo a una nueva vida. No sé si será mejor o peor, pero será muy diferente a todo lo conocido previamente. Joder, que profundo ha sonado eso tio.-

- Su puta madre Louis, no tenía ni idea de eso. Lo siento de verdad chaval, joder. ¿Te ingresaron por una sobredosis?-

- Así es Sherlock. El mismo día que me echaron de mi casa. No sabía dónde ir y la droga era lo único que me llamaba en ese momento, así que quedé con mi camello y, me drogué como nunca antes. Me encontraron en un callejón medio muerto, me llevaron al hospital y me ingresaron en este antro - explicó el ojiazul.

- Vaya tela. Que putada-

- Lo sé, Luke, lo sé-

Clínica Cowell [ls]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora