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- Me haces daño, para. ¡Zayn!- exclamó Niall.

Ambos chicos se encontraban en el patio junto a los demás. Zayn le hacía cosquillas a Niall, mientras éste intentaba deshacerse del moreno, sin conseguirlo.

- La próxima vez no te metas con Liam, si no quieres sufrir las consecuencias- respondió, mientras seguía torturando al rubio.

- Pero tengo razón.-

- No la tienes-

- Sí la tengo-

- De esa manera no conseguirás que te deje-

- Vale, vale. Retiro lo dicho. Liam no se veo feo con ese corte de pelo.-

Aquella confesión hizo que Zayn parase y Niall por fin fuese capaz de respirar.

- Te arrepentirás de repetir algo así- dijo el moreno, con tono divertido.

- Pero es que mírale. ¡No tiene pelo! -

- Sí que tengo idiota, solo que me lo he cortado más de lo que suelo hacer- contestó Liam.

- Me recuerdas a J Balvin- apuntó Louis, a lo que Harry contestó con una sonora carcajada.

- Ostia, es verdad- rió el irlandés.

Zayn no pudo evitar soltar una risita tras la broma de Louis, por lo que Liam hizo un gesto exagerado indicando decepción. El moreno dejó de sonreír y fue abrazarle.

- Perdón, perdón. Pero es que sí que te pareces- indicó, haciendo que todos se riesen, incluyendo al castaño.

El grupo esperaba a que un enfermero les indicase que podían entrar al gimnasio, ya que esa semana les tocaba. Esta vez Josh no había hecho ninguna apuesta y también se encontraba entre ellos.

- Menos mal que ya tengo el tobillo bien- indicó Liam.

- Liam, no seas quejica que estuviste dos días en la silla de ruedas. Nada más- contestó Shawn.

- También es verdad. ¡Pero fueron dos largos días!-

- Literalmente estabas al día siguiente jugando al fútbol- apuntó Harry.

- Eso no quita el daño que me hiciste- respondió orgulloso.

El rizado rodó los ojos. Ya era capaz de diferenciar cuando hablaban en serio y cuando estaban de coña. Normalmente era el segundo caso.

Muchos pacientes allí ingresados utilizaban el sarcasmo. Algunos lo utilizaban para menospreciar y quitar seguridad y valor al otro, en su mayoría psicópatas o bipolares. Otros lo utilizaban como mecanismo de defensa, ya que sentían que minimizaban el significado de sus palabras o vivencias.

- Podéis pasar uno por uno- les indicó un enfermero, abriéndoles la puerta del gimnasio- Volveré en hora y media para acompañaros a las duchas-

Tras estas indicaciones, asintieron y entraron en el amplio pabellón.

El espacio se dividía en tres zonas.

La primera consistía en una hilera de taquillas y banquillos. Cada taquilla contenía varias botellas de agua, una toalla para secarse el sudor y unas zapatillas de deporte.

A todos los residentes se les asignaba un número y una letra al ingresar. Se utilizaba, por ejemplo, en las taquillas del gimnasio, en las duchas o para llamar a la hora de las visitas. No se utilizaban nombres por tema de seguridad.

La segunda zona estaba repleta de máquinas. Cintas para correr, bicicletas estáticas, de musculación, de remo o bicicletas elípticas. También era donde entrenaban boxeo. En esta parte estaban involucrados algunos enfermeros, ya que realizaban ejercicio allí.

Clínica Cowell [ls]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora