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LIAM POV.

Desperté confuso, atado y dolorido.

Fue en el momento en el que mi mente se encendió, que el dolor en mi cuerpo retomó su labor.

Hacerme recordar.

No quería hacerlo, solo necesitaba apagar mi mente.

Olvidar.

No volver a despertar.

Pero, al parecer, la vida tenía otro reto para mí.

Y estaba harto.

Harto de que todo fuese tan difícil, de llorar, de sentirme mal, de perder gente, de no poder llevar una vida normal.

De que recordar fuese sinónimo de tortura y olvidar de sobrevivir.

Llevaba dos días en aislamiento.

Riesgo suicida decía el informe.

Y es que era normal que quisiese suicidarme, ¿no?

Acababa de perder a la persona con la que compartía un pasado y a la que quería en un futuro.

Sin Zayn nada tenía sentido.

No podía asimilar que todo había acabado.

Mi mente me jugaba malas pasadas y me imaginaba despertando junto al moreno, volviendo a disfrutar de esa mirada color avellana.

Todo era un completo caos.

Nada se sentía real.

Parecía que estaba sumido en un sueño, uno del que necesitaba despertar ya.

La angustia me encogía el pecho y no me dejaba respirar.

Aún recordaba como parte del techo caía y se lo tragaba.

No quería admitirlo, pero había tenido esperanzas de que hubiese sobrevivido.

Zayn era la persona más fuerte que había conocido nunca.

Había superado tantas cosas y aún así se mantenía en pie, desafiando a este mundo cruel y disfrutando de los pequeños placeres que la vida le permitía saborear.

En el momento en el que el doctor Brown vino a verme, supe que todo había terminado.

Las ojeras decoraban sus ojos y el cansancio se reflejaba en sus lentos gestos.

Lo habían reportado muerto.

Muerto.

Esa palabra se repetía una y otra vez, taladrándome el cerebro y haciendo que sangrase.

Simplemente no podía estar ocurriendo.

Me dijo que el funeral se celebraría en un par de días, pero que ni yo ni nadie de la clínica estaría autorizado.

Demasiado inestables.

Era simplemente patético.

Ni siquiera podría ir al funeral del amor de mi vida, porque puedo asegurar que lo era.

No podría darle un último adiós, una última mirada , un último roce.

No habría más Zayn en mi vida.

Dios, como dolía.

Era algo indescriptible.

Notaba cada parte de mí ser desgarrada.

Golpeada.

Magullada.

Rota.

Era la definición de un muñeco de trapo.

Sin vida.

¿ Para que tener un cuerpo, si Zayn no iba a recorrerlo con la yema de sus dedos ?

¿ Para que tener ojos, si no podía verle?

¿ Para que tener manos, si no podía tocarle ?

¿ Para que tener labios, si no podía besarle ?

¿ Para que tener oídos, si no podía escuchar su voz ?

¿ De que me servía seguir vivo, si no podía compartir una vida con él?

No tenía derecho de seguir respirando si él no lo podía hacer más.

Porque lo nuestro era algo de dos.

Uno no podía existir sin el otro.

Y al apagarse el brillo de sus marrones ojos me había condenado a vagar sin rumbo.

Quería estar con él, volver a disfrutar de su simple presencia, de reírme de alguna de sus bromas pesadas, de comentar lo mucho que echábamos de menos los baños en el lago, de recorrer cada parte de su cuerpo con mi boca, de observar como dormía y como su pecho subía y bajaba.

El doctor Brown se había despedido de mí, diciéndome que debía seguir por él.

Crear una nueva variable donde Zayn no entrase.

Pero aquello era como pedirle a un religioso que negase la existencia de su dios.

Como pedirle a un niño pequeño que dijese que no quería a su madre, esa que siempre cuidaba de él.

Como pedirle a un médico que dejase morir a un paciente.

Yo pertenecí, pertenezco y perteneceré a una sola persona.

Mi vida había sido moldeada alrededor de aquel sonriente y burlón chico moreno.

En todos mis planes de futuro Zayn era protagonista.

Sin él, solo había un vacío.

Un vacío que me tragó sin piedad alguna, sin darme una sola oportunidad para poder pelear y luchar contra él.

No pude reclamar lo que era mío.

Solo mío.

Es irónico lo rápido que la vida puede cambiar.

De un día a otro los padres de Zayn habían sido asesinados.

De un día a otro Zayn convulsionaba sobre mis brazos.

De un día a otro Zayn no estaba.

De un día a otro mi cuerpo estaba lleno de arañazos y moratones.

Autolesiones.

Porque no tenía derecho de tener nada como lo había tenido un día , necesitaba marcar una diferencia entre antes y después.

Mi mente no sería la misma, porque los recuerdos de Zayn solo serían eso. Recuerdos.

Mi cuerpo no sería el mismo, porque no estaría plenamente trabajado para recibir las suaves caricias de él.

Mi alma ni sería la misma, porque le faltaban piezas.

No había Liam sin Zayn.





Clínica Cowell [ls]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora